Tras el deterioro que la pandemia generó en el sistema educativo, donde se reconoce un retroceso de casi 15 años en el ámbito educacional chileno, los resultados del Simce 2023 dieron algunas luces de avance en el aprendizaje de los estudiantes, pero aún muy lejos de ser suficiente.
¿Estamos viviendo una crisis educacional? ¿Cuáles son los retos que debemos enfrentar para acortar las brechas y mejorar el acceso y calidad de la educación? Estas fueron algunas de las reflexiones que abordamos en nuestro primer conversatorio del año, para el cual invitamos a seis directores y ejecutivos, de Chile y Colombia, que lideran diversas iniciativas relacionadas con la educación y que comparten la vocación y el sueño de transformar la vida de niños y jóvenes.
La conversación, moderada por la gerenta de Comunicaciones de Empresas Copec, Francisca Riveros, contó con la participación de Tomás Recart, director ejecutivo de Enseña Chile; Isidora Recart, directora ejecutiva de Fundación Educacional Arauco; Pedro Larraín, director ejecutivo de Fundación Belén Educa; Carolina Misle, jefa de Marketing y coordinadora del programa Viva Leer de Copec; Gertrudis Díaz, directora del Colegio Constitución, y Marcela Montoya, directora ejecutiva de Fundación Terpel.
Desafíos de la educación
Para el director ejecutivo de Enseña Chile, Tomás Recart, no existe real conciencia respecto de cuán profunda es la crisis educacional en el país. “Cuando hablamos del Simce, hablamos de un promedio nacional, pero si analizamos específicamente el estrato socioeconómico bajo, solo un 4% de este está en el nivel ‘adecuado’, que equivale a tener nota sobre nota 4. Esto es muy grave”, comenta. Este porcentaje, explica, corresponde a jóvenes de un nivel socioeconómico bajo, que no tienen las competencias mínimas para aprender. “No veo que esto tenga un sentido de urgencia”, sostiene el director, opinión que comparte Pedro Larraín, director ejecutivo Belén Educa, quien afirma que existe una falta de compromiso por parte de la sociedad para entregar una buena base a los estudiantes que más lo necesitan. “La agenda no está puesta ahí. El reporte del Simce llena los diarios, pero después se diluye y pasa”, afirma.
Desde su experiencia como rectora del Colegio Constitución, Gertrudis Díaz cuenta que un desafío permanente es adecuar las prácticas a los estudiantes, quienes son parte de un contexto en constante cambio. Un ejemplo es lo que ha pasado con la incorporación de la tecnología, “pretendemos seguir enseñando de la forma en que aprendimos nosotros cuando fuimos al colegio y eso no puede ser, porque ha habido una transformación digital que no podemos dejar de lado”.
Sobre este mismo punto, Marcela Montoya añade: “En ocasiones los profesores presentan resistencia frente a esta nueva era digital, y nosotros en la fundación, desde la pandemia, integramos las aulas interactivas a nuestros programas educativos, donde entregamos herramientas tecnológicas como tableros electrónicos, tabletas y gafas de realidad aumentada, junto con formación y acompañamiento. Decidimos integrarlos y así tenemos toda la magia de lo digital, sin perder la riqueza del libro físico que consideramos que es muy valiosa”, comenta Marcela.
¿Hacia dónde dirigir los esfuerzos? Para Isidora Recart, directora ejecutiva de Fundación Educacional Arauco, “debemos observar los avances y logros que se han conseguido en los últimos años para luego priorizar las políticas que han tenido impacto, como la Ley de Subvención Escolar Preferencial, y focalizar las ayudas y trabajos que aún se requieren o están pendientes, principalmente en la educación municipal y en servicios locales, donde se concentran los índices de vulnerabilidad más altos”.
A nivel regional, en el caso de Colombia, los resultados tampoco han sido favorables. En la última prueba PISA se situaron en el puesto 64 de un total de 81 y, según Marcela Montoya, directora ejecutiva de Fundación Terpel, “de cada 10 niños, seis no comprenden lo que leen, y ocho no saben resolver operaciones básicas. Existe una importante brecha entre la educación pública y privada que se acentúa entre los jóvenes de la ciudad y la ruralidad que se ven afectados por diferentes factores: principalmente la conectividad, la alta rotación de profesores, la falta de infraestructura, entre otros”.
La importancia de la comprensión lectora
Según datos de las OCDE, en Chile, una de cada dos personas no entiende lo que lee. En línea con estos desafíos, Carolina Misle, jefa de Marketing y coordinadora del programa Viva Leer de Copec, destaca los bajos índices nacionales que hay en comprensión lectora y, por ende, el impacto y relevancia del programa que lidera. “Una persona que no comprende lo que está leyendo enfrenta obstáculos no solo en su educación, sino también, más adelante, en su empleo y en cómo participa en la sociedad, observándose un ciclo de desventaja y exclusión social”, comenta.
Para Marcela Montoya, en tanto, “fomentar la lectura no es solo contar con libros de calidad, sino también propiciar espacios para la lectura e involucrar a los padres en este hábito, gusto y motivación”. Un objetivo que también ha sido asumido por la Fundación Educacional Arauco, a través de la implementación de bibliotecas y libros.
“El aprendizaje inicial de la lectura es clave. Si un niño en segundo básico no aprende a leer bien, en tercero le empiezan a costar todas las asignaturas”, explica Isidora Recart, lo cual complementa Tomás Recart afirmando que “la brecha de aprendizaje es de lenguaje y ese reto no lo hemos enfrentado con suficiente fuerza”.
Asimismo, y desde la crisis sanitaria, el desarrollo de competencias socioemocionales es también un tema relevante en el ámbito educacional que tiene un importante impacto en el aprendizaje. Existen contextos donde la violencia, la pérdida de control o desregulaciones emocionales por parte de los alumnos se han hecho cada vez más recurrentes, así como el progresivo aumento de niños diagnosticados TEA (Trastorno del Espectro Autista) para lo cual, en muchos casos, los profesores no se encuentran debidamente preparados.
“Uno de los grandes desafíos es que los directivos aprendamos a acompañar a nuestros profesores en todo el proceso de trabajo, con las tecnologías, en la construcción de comunidades de curso, en la gestión de las emociones. Esto significa estar, compartir, conversar con ellos, y no solo instalar una exigencia de rendimiento, sino ser parte también de su aplicación”, sostiene la directora del Colegio Constitución.
Con los pies en la sala de clases
Un tema en el cual coinciden estos expertos es respecto del foco y de cómo se debe trabajar. La prioridad debe estar en el aprendizaje y el trabajo debe comenzar observando lo que sucede al interior de las salas de clases, privilegiando el apoyo continuo a los docentes y fomentando la contención y soporte oportuno a los estudiantes.
Para Gertrudis Díaz un factor que ha incidido positivamente en los resultados académicos que ha tenido el Colegio Constitución en los últimos años tiene relación con una mirada de adentro hacia afuera. “Todos los integrantes del equipo directivo hacemos clases y el tener los pies puestos en el aula no solo ayuda a conectar con los estudiantes, sino también aporta autoridad al equipo directivo frente a los docentes. Porque tú no les estás diciendo desde una oficina ‘tienes que hacer esto, esto o esto’, sino que tú estás en la sala de clases con los alumnos. Debes tener horas de clases para no perder ese vínculo que te hizo ser profesor y que te mantiene conectada con tus estudiantes”.
El desarrollo de competencias socioemocionales es un tema relevante en el ámbito educacional, ya que tiene un importante impacto en el aprendizaje.
Coincide Pedro Larraín, para quien el mejor lugar para entender cómo está la educación y lo que se necesita es la sala de clases, que es donde se da el aprendizaje. “Ese encuentro entre el profesor, estudiante y el contenido que deben aprender, no es siempre bien abordado y ahí es clave generar consensos. Concentrarse en prácticas efectivas con métodos concretos que orienten a los profesores y directivos a generar un cambio, un punto de inflexión. Pero estamos muy lejos de eso”.
Un compromiso de largo plazo
Históricamente Empresas Copec y sus filiales han asumido un compromiso con la educación, apoyando a instituciones como Enseña Chile, Belén Educa, el programa Viva Leer, Fundación Terpel, el Colegio Constitución y la Fundación Educacional Arauco.
Al respecto Pedro Larraín comenta: “Sentimos que tenemos un partner en el desafío de enfrentar los problemas educativos, especialmente de los niños que más necesidades tienen. El compromiso de Empresas Copec y sus filiales es muy sólido y se grafica en la cantidad de ejecutivos que participan en nuestro programa de tutorías, en las prácticas profesionales que ofrecen a nuestros alumnos egresados, en las becas que entregan a estudiantes destacados y otros aportes que están focalizados en la recuperación educativa”.
Un aporte que también destaca el director Tomás Recart como algo verdaderamente relevante y genuino. “Hay un compromiso real por la misión de Enseña Chile y es de largo plazo. Y eso se agradece mucho”. Lo mismo sostiene Isidora Recart, quien afirma que “tanto ARAUCO como organización y Empresas Copec, como matriz, creen verdaderamente que la educación transforma vidas y, por eso, hay un compromiso de largo plazo, lo que se refleja en que la Fundación existe desde hace 34 años”.
Carolina Misle subraya que Copec siempre ha trabajado por mantener el programa Viva Leer en el largo plazo. “Nunca se ha discutido si el programa va a seguir o no. El tema siempre es cómo hacemos para que siga creciendo, para que tenga un mayor impacto”.
Marcela Montoya, por su parte, explica que la fundación que lidera se financia exclusivamente con el aporte que le entrega Terpel. “Esto demuestra el compromiso de la compañía con el desafío que tenemos como país de mejorar la calidad educativa, y nos permite a nosotros como equipo concentrarnos y hacernos cargo de liderar los programas que apuntan a disminuir la inequidad que tenemos en Colombia y cómo esto se traduce en nuevas oportunidades para tantos niños y jóvenes”.
¿Qué medidas o acciones realizarían para mejorar la educación?
Pedro Larraín:
“Debemos mirar la sala de clases, revisar qué es lo que estamos haciendo ahí adentro y dar orientaciones concretas respecto a cuáles son los aprendizajes que queremos lograr, cómo los queremos lograr y trabajar de forma consensuada en base a esos datos”.
Gertrudis Díaz:
“Daría más tiempo docente para la reflexión pedagógica. Pensar lo que voy a hacer, de manera colaborativa con mis compañeros de trabajo, cómo voy a trabajar los contenidos o el currículum, ver si lo que aplicamos funcionó o no”.
Marcela Montoya:
“Pondría el foco en los aprendizajes verdaderamente relevantes, en las competencias que son necesarias para el mundo y actualizaría la práctica de aula para que motiven a los estudiantes a aprender”.
Isidora Recart:
“Propondría más espacios de aprendizaje colaborativo y, para eso, reforzaría las interacciones en la sala de clases y en las escuelas. Promovería el apoyo entre pares y no solamente a nivel docente, sino también de directivos, líderes intermedios. También el aprendizaje y colaboración entre organizaciones de la sociedad civil que buscan transformar la educación”.
Tomás Recart:
“Promovería políticas públicas que estén focalizadas en las personas y el propósito, que ayuden a reclutar, a seleccionar, a formar y a acompañar. También empoderaría bajo ciertas condiciones a los equipos directivos que son los que conocen la realidad”.
Carolina Misle:
“Pondría foco en los profesores, que estén bien remunerados, motivados y capacitados”.