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Edición 113

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EMPRESAS COPEC: Resultados a junio de 2023 

Por Rodrigo Huidobro, gerente de Administración y Finanzas Empresas Copec. Hace algunas semanas publicamos los resultados correspondientes al primer semestre del año. El Ebitda de MMUSD 1.058 y la utilidad de MMUS 214 son muy inferiores a las cifras que veníamos viendo en los últimos dos años. Y es que una parte importante de nuestras actividades es cíclica. La celulosa, por de pronto, ha mostrado precios de mercado significativamente más bajos, asociados a una demanda más débil, especialmente en Europa, y a la entrada de dos importantes plantas con nueva capacidad, una de ellas –MAPA- de nuestra filial ARAUCO. Los mercados de paneles y maderas también muestran condiciones menos favorables que en los últimos años. Estos, sin embargo, fueron excepcionalmente buenos, y estuvieron impulsados en parte por una importante actividad de construcción y remodelación residencial que había comenzado en los años de pandemia. Hoy hemos visto que la demanda y los precios, luego de una baja profunda en el primer trimestre, vuelven gradualmente a un escenario de mayor estabilidad, en niveles similares a los promedios históricos.  En energía, nuestros resultados también muestran una comparación desfavorable. Los efectos de revalorización de inventarios son negativos, luego de varios trimestres en que se habían registrado resultados favorables por este concepto. Hay también alguna disminución en los márgenes del sector industrial, asociados en parte a menores volúmenes.  Todo lo anterior está compensado parcialmente por buenos resultados en Abastible y Alxar Internacional. En el primer caso, la filial peruana Solgas ha registrado cifras comerciales al alza y ha configurado una sólida posición de abastecimiento estratégico. En el segundo, Mina Justa, también en Perú, ha mostrado un destacado desempeño en términos de producción y costos, en un escenario de buenos precios.  Con todo, nuestros indicadores crediticios han empeorado, lo cual es parte de la ciclicidad de nuestros negocios. Así lo recogemos en nuestra Política Financiera, que incorpora métricas medidas en horizontes largos, y así lo entienden también las agencias clasificadoras de riesgo, que acaban de ratificar nuestro rating en la categoría BBB de Grado de Inversión, con perspectivas estables.  Contamos con una estructura financiera resiliente, sólida y bien pensada, que nos permite seguir adelante con nuestro plan estratégico de inversiones. De esta forma, a la puesta en marcha, por parte de Arauco, de MAPA, que a julio ya produjo 325 mil toneladas, en más de 80% de calidad prime, se suman los avances en el potencial proyecto Sucuriú en Brasil, que podría agregar un 50% de capacidad adicional de celulosa hacia fines de esta década y que requerirá la formación de importantes plantaciones, con un relevante efecto climático positivo. La sostenibilidad, lo hemos dicho, es inherente a nuestros negocios.  De la misma forma, en Energía, Copec y Abastible siguen adelante con sus iniciativas enfocadas en impulsar la transición energética y la transformación de su modelo de negocios. Un hito representativo en este sentido es la toma de control accionario, por parte de Copec, de Ampere Energy, empresa española líder en almacenamiento y gestión inteligente de energía, que cuenta con actividades en Europa, Chile y Colombia, entre otras geografías. Se trata de una compañía innovadora, que permite llegar al cliente final, que potencia la eficiencia energética y favorece la generación renovable. Son todos atributos que van delineando nuestro futuro energético.  Así, seguimos adelante por el camino del crecimiento rentable y sostenible, que busca entregar recursos y energía para mejorar la vida de las generaciones actuales y futuras. 

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Acuerdos, un imperativo país

Por Eduardo Navarro, gerente general de Empresas Copec Si bien cada país es una historia en sí misma, con su propio contexto y particularidades, una conducción que preserve el clima de inversiones tiene una importancia innegable para propiciar el emprendimiento, con ello la actividad económica y, por consecuencia, el desarrollo social. En el complejo y globalizado mundo de los negocios, la estabilidad institucional emerge como un factor crítico que incide directamente en las decisiones de inversión de las empresas.  Tal como sucede a nivel mundial, en Chile son muchas las señales del deterioro de la convivencia y la falta de interés por lograr consensos a la hora de definir políticas públicas. Ello, a pesar de la enorme necesidad que una gran mayoría ve por alcanzar grandes acuerdos y, así, movilizar al país. Es la única forma de retomar el crecimiento y, con ello, contar con una fuente sostenible de recursos para ayudar a dar solución a los principales dolores sociales.  El proceso constituyente que nos ha desafiado estos últimos años pareciera ser un claro ejemplo. Aunque el rechazo a la propuesta de la ex Convención fue interpretado como un claro llamado de la población hacia la moderación, vemos a algunos interesados en que esta segunda oportunidad vuelva a fracasar, dejando nuevamente abierto un tema central para el país. Cómo ser optimistas por el futuro de Chile, si no somos capaces de ponernos de acuerdo ni siquiera en la norma fundamental que define los elementos básicos que nos ordenan como sociedad.    En paralelo, en el mundo político vemos discusiones estancadas en temas que son muy relevantes para los chilenos. No se percibe ningún interés por resaltar los puntos de acuerdos, que siempre los hay, en muchos temas, y que pueden ser más de los que pensamos. El debate se centra más en las diferencias, en las ideologías, en la nula capacidad para priorizar, ceder y negociar.   Desde el mundo de la empresa cuesta entender esa lógica. A modo de ejemplo, al desarrollar un plan estratégico para una compañía, mandatados por los accionistas, es indispensable acordar las distintas visiones que sobre una actividad o proyecto tienen los equipos. En esta “empresa” de todos, Chile, no percibimos esa misma voluntad de alcanzar consensos, para avanzar así hacia un espacio de mayor bienestar para todos. Donde las miradas técnicas diseñen políticas que vayan dándoles solución gradual a las necesidades de la población, y permitan también de esa forma recuperar la tan necesaria legitimidad y confianza en las instituciones.  El problema es que hay que actuar ya. Acá tenemos un sentido ético de urgencia. La falta de diálogo, de amistad cívica y la ausencia de sentido de acuerdos para lograr consensos que acrecienten las certezas, afectan gravemente las posibilidades de crecimiento del país, producto de sus efectos en las decisiones de los inversionistas.  Es claro que en escenarios inestables los inversores no ven las condiciones necesarias para comprometer sus recursos financieros. La forma como hacemos política genera incertidumbre, que sin duda se traduce en un clima de inversión desfavorable.   En un mundo donde el capital es altamente móvil, las empresas y los inversionistas buscan lugares más seguros para iniciar proyectos, los que en sí ya conllevan grandes riesgos, propios de toda actividad, especialmente en un mundo con un cambio tecnológico tan acelerado.   Los últimos años no han sido buenos para la economía chilena. Entre 2000 y 2014 el país creció por encima del promedio de la OCDE, incluso en varias oportunidades dobló el desempeño de las naciones más desarrolladas del mundo. La realidad que enfrentamos hoy es muy diferente. Por su parte, la inversión extranjera directa como porcentaje del PIB también ha decaído, mostrando hoy indicadores muy distintos a los que se tenían a comienzos de este milenio.  Pero, pese a todo, Chile sigue siendo un país lleno de fortalezas y oportunidades, logrando mantenerse, por décadas, como un faro en América Latina. Gracias a una histórica apertura económica, el país goza de una de las redes más poderosas del mundo en tratados de libre comercio, mediante convenios con 65 economías que equivalen al 88% del PIB global. Esta política es muy bien percibida desde el extranjero y les ha dado a nuestras industrias exportadoras un acceso privilegiado a los mercados internacionales.  Actualmente, como nunca, nuestra impresionante diversidad geográfica nos tiene en una posición muy privilegiada para enfrentar el futuro. Gracias a las intensas radiaciones solares y los vientos, hemos logrado importantes avances en energías renovables no convencionales. Estas ya alcanzan alrededor del 40% de la matriz eléctrica y seguimos siendo uno de los mejores países del mundo -y el primero en la región- para invertir en este tipo de proyectos.    Este impulso verde tiene un impacto directo en la minería, sector que se abastece cada vez más de generación renovable para operar. El cobre es reconocido como un material fundamental para la tan ansiada transición energética, siendo una pieza clave para nueva infraestructura de energía renovable. Además, nuestro rojo mineral será cada vez más necesario para el avance de la electromovilidad, ya que recordemos que un auto eléctrico utiliza entre cuatro y seis veces más cobre que uno convencional.   También hay enormes posibilidades en otras industrias, como el litio y el hidrógeno verde. Chile tiene una de las de mayores reservas de mineral blanco del mundo y cuenta con todas las condiciones para producir grandes cantidades de hidrógeno a bajo costo, ambos indispensables para descarbonizar la economía. Además, el desarrollo de estas industrias necesariamente requerirá de infraestructura, ya sea para transmisión eléctrica, carreteras o puertos.  Si tomamos buenas decisiones hoy, podemos aprovechar todas estas oportunidades. ¿Quién podría oponerse a esta historia de desarrollo? «Por ello es crucial dar las señales necesarias para que el país retome con fuerza el camino de la inversión, una inversión sustentable. Chile nuevamente movilizado, competitivo, líder y, por supuesto, solidario». La falta de certezas en materia tributaria, por ejemplo, ha sido un tópico de discusión recurrente durante las dos últimas décadas. Es indudable que se puede invertir en países

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Solgas: Un ícono de energía segura en el corazón de Perú

Transición energética en Perú Solgas: Un ícono de energía segura en el corazón de Perú Con más de siete décadas de trayectoria, la filial de Abastible ha logrado mantener su liderazgo. En los últimos años, no solo aumentó en 40% su capacidad de almacenamiento de GL, sino también alcanzó un 93% de recordación de marca y ha realizado importantes innovaciones en materia de eficiencia energética y sostenibilidad.   Una estrategia definida, con prioridades claras y foco en la ejecución, son algunos de los factores que explicarían el sostenido crecimiento y buen posicionamiento que ha tenido Solgas en los últimos años.  Mario Matuk, gerente general y quien lidera la empresa hace un poco más de un año, explica que ha tomado tiempo establecer las mejores estrategias para sacar adelante el negocio, pero la compañía ha ido madurando. “Esto se traduce en poder cumplir con los objetivos financieros y aportar a nuestros grupos de interés y comunidad, es decir, a nuestros colaboradores, operarios, accionistas y vecinos”, comenta.  Solgas tiene más de siete décadas de trayectoria en Perú, donde es líder en el mercado de Gas Licuado (GL), brindando servicio a más de un millón 400 mil hogares. Desde hace siete años es parte del Grupo de Empresas Copec, como filial de Abastible, y se ha mantenido como una marca icónica, formando parte de la vida de todos los peruanos. Así lo confirman las cifras. Este año alcanzó un 93% de recordación de marca, según un estudio de investigación de mercado realizado por CCR CUORE, y el 21,9% de participación del mercado envasado.  Impulsando la transición energética  La importancia del GL para Perú y la seguridad energética son pilares fundamentales para la estrategia de Solgas.  Ocho millones de hogares peruanos lo utilizan como fuente de energía y es el producto más usado, por encima de las gasolinas. Entre las principales ventajas del gas licuado se considera su disponibilidad en áreas remotas. En muchas ocasiones, es la única fuente de energía para hogares de difícil acceso, además de ser una alternativa económica, ya que es un 40% más barato que el diésel y más amigable con el medioambiente, que tiene un mejor desempeño en término de emisiones que otros combustibles.  “Tenemos más de 250 unidades de transporte para mantener una logística robusta en un país extenso, e importamos aproximadamente 16 buques al año”, señala el gerente general. Actualmente, la compañía cuenta con ocho plantas de envasado y aumentó en 40% la capacidad de almacenamiento de gas licuado, con una inversión de US$ 15 millones, transformándose en el terminal de GL más grande del país y que ofrece seguridad energética a la nación. A esto se suma la red de distribución más extensa de Perú, con 513 distribuidores a nivel nacional y un equipo de más de 650 colaboradores.   “Con esta logística y gracias al apoyo, colaboración y soporte de nuestra red de distribuidores, operarios, trabajadores y accionistas, hemos logrado resultados satisfactorios para todos nuestros públicos de interés. Proporcionamos una fuente de energía confiable y segura, que es utilizada por millones de autos, hogares, decenas de miles de comercios y emprendedores, permitiendo el desarrollo económico de las personas y nuestro país”, comenta Matuk, lo cual contribuiría directamente a cumplir con el propósito de la empresa, que es generar oportunidades de desarrollo y un mejor lugar para vivir.   Este año, los clientes de los sectores mineros, agroindustrial y pesquero de Solgas han experimentado un crecimiento significativo en soluciones energéticas de alto valor, y la empresa se ha preocupado de responder a las necesidades de eficiencia energética y transformación, ofreciendo asesoría con propuestas de diagnóstico y acompañándolos durante todo el proceso de transición energética, con el fin de impulsar soluciones de suministro sostenibles.  Otro tema relevante es la innovación en productos. “Estamos desarrollando la creación de un nuevo GL, con un compuesto especial para mejorar el rendimiento. Además, el sistema Dual Diesel Fuel, destinado a vehículos a diésel, permite sustituir hasta un 30% del diésel por GL, lo que reduce en un 15% el costo de combustible y, al mismo tiempo, disminuye considerablemente las emisiones contaminantes. También estamos ampliando nuestra oferta de autogeneración eléctrica, incorporando sistemas fotovoltaicos, GL y Peak Shaving”, afirma Matuk.  Además, en la búsqueda de convertirse en una compañía de clase mundial y en conjunto con la empresa dss+, se concluyó con gran éxito la auditoría externa que se hizo a su modelo de seguridad de procesos OIEM, resultados obtenidos gracias a la dedicación y compromiso, y cultura de seguridad, de todo el equipo de Solgas. Un hito que los llena de orgullo.   Para el gerente general de Solgas, la compañía no compite en el mercado por los precios, sino por la propuesta de valor que entrega a sus consumidores. “Ser capaces de ofrecer una distribución del GL adecuada en cantidad, calidad, rendimiento, seguridad y confianza, nos permite tener clientes más satisfechos y mejores resultados”. 

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