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Vamos contra el Cortoplacismo, un enemigo silencioso

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Por Eduardo Navarro, gerente general de Empresas Copec.

“Quien planta árboles sabiendo que nunca se sentará en su sombra, al menos ha comenzado a comprender el significado de la vida”. Hace tiempo que una frase no me hacía tanto sentido. Es del poeta indio Rabindranath Tagore -nobel de Literatura en 1913- y hoy resuena con fuerza a la luz de los tiempos que corren. 

En la foto: Eduardo Navarro, Gerente General de Empresas Copec.

Tiempos de cambios, acelerados y profundos, marcados por conflictos geopolíticos de envergadura, profundas crisis sociales y el avance del cambio climático, haciéndose presente un pesimismo, abrumador y generalizado, que preocupa.

Hoy en día, además, está resultando cada vez más difícil aunar voluntades y alcanzar acuerdos mayoritarios que, reconociendo genuinas diferencias, sean capaces de concebir un horizonte común, un futuro mejor para todos. 

Particularmente, Chile vive un momento político complejo. El deterioro de la convivencia cívica es evidente. Una actividad política que busca la recompensa inmediata ha sido estéril en articular respuestas a los dolores sociales de la población. Lo anterior nos ha mantenido en un estancamiento económico que está hipotecando las oportunidades de crecimiento y, por consecuencia, retrasando proyectos de vida y postergando las posibilidades de bienestar para nuestra sociedad.  

Este no es solo un fenómeno local. La falta de voluntades para promover consensos ha permitido la irrupción de personalismos que han erosionado la convivencia democrática. De hecho, según un sondeo realizado en 2023 en Latinoamérica y recogido por la revista The Economist, una parte importante de las nuevas generaciones no conoce un sistema distinto al democrático y, por tanto, no valoran a este último. En este contexto, de no haber un cambio en la percepción de los jóvenes, el apoyo a la democracia seguirá disminuyendo en la medida de que nuestros adultos mayores ya no estén. 

No es casual que la RAE definiera “Polarización” como la palabra del año en 2023, precisamente debido a su alta presencia en los medios durante dicho periodo. 

¿Cómo llegamos a este escenario tan desesperanzador? Creo que uno de los factores determinantes, sin duda, ha sido el cortoplacismo, un enemigo silencioso que ha permeado en todos los aspectos de nuestra sociedad moderna y que se alza como uno de los grandes males de nuestro tiempo. Una mentalidad que prioriza los beneficios inmediatos sobre las repercusiones a largo plazo. 

En el ámbito político, el cortoplacismo se manifiesta en la búsqueda de victorias electorales, en lugar de la elaboración de políticas que aborden desafíos estructurales y fomenten un bienestar duradero para la sociedad. Asimismo, este representa una amenaza para el medioambiente, ya que impulsa la explotación desenfrenada de recursos naturales y la degradación del ecosistema. Así, la falta de consideración por las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones está acelerando el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. En el mundo empresarial, el cortoplacismo puede también impulsar decisiones basadas únicamente en los próximos resultados trimestrales, en lugar de invertir con una mirada a largo plazo que fomente un desarrollo sostenible. Organizaciones que se ven cegadas por los beneficios financieros de corto plazo corren el riesgo de descuidar las necesidades de sus colaboradores, el medio ambiente y las comunidades con las que interactúan. 

En medio de este complejo panorama, es importante entender qué rol deben cumplir las compañías. En el caso nuestro, es clave preguntarnos por qué es importante que exista Empresas Copec y cuál es el mejor aporte que puede entregar a la sociedad. 

Somos parte de una larga historia empresarial que durante las últimas nueve décadas ha enfrentado y superado dificultades de toda índole: naturales, políticas, económicas y sociales. Ello, gracias a una estrategia de largo plazo, siempre pensando en décadas. 

Hoy, Empresas Copec es una multinacional de origen local, con activos productivos en 16 países y que moviliza, a nivel global, una economía cercana a los US$30 mil millones, comparable al PIB de un país como Islandia. Es, sin duda, un actor relevante para el desarrollo y perspectivas de muchas personas, comunidades y países donde está presente, aportando en la tarea de enfrentar los grandes desafíos que tenemos como sociedad. 

Y lo hace desde sus negocios y actividades. Es fundamental para Empresas Copec que el desarrollo de las compañías en las cuales participa se lleve a cabo bajo un modelo de gestión sostenible, que considere y asegure el cuidado del medioambiente y la generación de valor social y económico para todos sus stakeholders.  

Así, nuestra filial ARAUCO, la primera forestal en el mundo en certificarse como carbono neutral, es un actor relevante en la tarea de combatir el cambio climático, ya que sus bosques capturan y almacenan enormes cantidades de carbono, favoreciendo la reducción de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Además, los productos forestales permiten reemplazar el uso de materiales menos amigable con la naturaleza, especialmente en industrias como las de la construcción, textiles y plásticos.  

Nuestra filial Copec, en tanto, está buscando jugar un rol relevante en el proceso de transición energética, con foco en inversiones que apunten hacia proyectos de energías renovables, eficiencia energética y movilidad sostenible. A este mismo desafío se ha sumado Abastible, desarrollando e implementando nuevas soluciones energéticas para empresas industriales, comerciales y de servicio público. Adicionalmente, estamos presentes en la minería del cobre, un elemento clave para darle mayores probabilidades de éxito a esta transición. 

De este modo, nuestras filiales participan de esta construcción de futuro. Un proceso que se realiza ahora, pero cuyos resultados veremos al largo plazo. Una vocación que se sustenta en una filosofía que ha sido parte permanente de nuestra forma de hacer negocios, aplicada durante décadas, a lo largo de las cuales siempre se han perseguido objetivos que van más allá del éxito económico inmediato. 

En un mundo cada vez más dominado por la gratificación instantánea y la satisfacción inmediata es esencial, entonces, alinearnos con proyectos que darán resultados en un horizonte amplio, con esfuerzo, perseverancia y, por supuesto, optimismo. Porque, como siempre lo hemos dicho, no se puede hacer empresa si no se es optimista. 

Es fundamental, por lo tanto, que enfrentemos la mentalidad cortoplacista con urgencia y determinación, priorizando en todas nuestras acciones y decisiones una visión de futuro, responsabilizándonos por el bienestar de las próximas generaciones. Solo así podremos abordar los desafíos globales, desde el cambio climático hasta la desigualdad económica.

Un enfoque de largo plazo nos obliga a considerar el impacto de nuestras acciones en el medio ambiente, la economía y la sociedad en su conjunto. Esto implica tomar decisiones que no solo generen beneficios inmediatos, sino que también aseguren la sostenibilidad y la equidad para las generaciones venideras.  

Asimismo, adoptar una mirada de largo plazo fomenta la inversión en innovación y desarrollo tecnológico, logrando impulsar un crecimiento económico sostenible y mejorar la calidad de vida de las personas en los años que vienen.  

Es en este contexto, que hemos definido el Propósito Corporativo de Empresas Copec como Forjar un mundo para las futuras generaciones. Lo hacemos levantando la mirada, con un alcance temporal mucho más amplio, fundamental ello para garantizar un futuro próspero y sostenible. Se trata de una forma de pensar y actuar, priorizando la prevención sobre la reacción, la sostenibilidad sobre la explotación y el bienestar a largo plazo sobre los beneficios inmediatos. Solo adoptando este enfoque podemos enfrentar con éxito los desafíos del siglo XXI y contribuir a la construcción de un mundo mejor para todos. 

Forjar un mundo que probablemente no conoceremos es el propósito que trabajamos durante gran parte del 2023, junto a nuestros colaboradores, en un proceso que nos invitó a reflexionar sobre el sentido de nuestro quehacer empresarial. Es así como, respetando nuestra historia, basándonos en nuestros valores y proyectándonos hacia adelante, nos hemos propuesto tener un rol activo en la construcción de nuevos horizontes, plantando árboles cuyas sombras no serán para nosotros, sino para nuestros hijos, nietos y las próximas generaciones.

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