Quienes llevamos años dedicándonos a hacer empresa hemos visto cómo esta actividad ha ido evolucionando con el tiempo. Antes se pensaba que una compañía exitosa solo requería superar a la competencia, adaptarse a los cambios en un mundo globalizado y ser ágil para responder a las cada vez más demandantes expectativas de los consumidores, a través de productos o servicios de calidad. Hoy, el desafío es mucho mayor, porque toda organización que busque trascender en el tiempo y darle un sentido real a su quehacer debe tener un propósito.
El concepto de propósito, que va más allá de la misión y la visión tradicionales, representa el «porqué» de la existencia de una compañía; es su razón de ser y debe ser la guía, tanto de las decisiones estratégicas como de las operativas.
Es así como en Empresas Copec hemos definido que nuestra razón de ser es “Forjar un mundo para las futuras generaciones”. Una declaración que suena ambiciosa, como debe ser todo propósito.
Propósito que debe guiar nuestras decisiones de negocio, como también nuestra forma de relacionarnos con la sociedad. Históricamente, las empresas hemos comunicado muy bien lo que hacemos. Pero hoy es importante ir un paso más allá y dar a conocer también nuestros valores, en qué creemos. Es por esto último que actualmente nos encontramos impulsando una campaña, en diversos medios de comunicación, que hemos denominado #NoMásCortoplacismo, una mentalidad que hemos identificado como un enemigo silencioso que le está restando esperanza a tantos niños y jóvenes. Cortoplacismo que nos impide levantar la mirada y poder pensar en esa mejor sociedad que queremos heredarle a los que vendrán.
En este contexto, si bien muchas personas han valorado poner en la agenda una temática tan transversal y relevante para el país, también hay quienes nos han planteado su curiosidad por esta hoja de ruta. Y es que para algunos resulta una idea algo abstracta y ambiciosa. Para nosotros, no obstante, se trata de algo bien concreto y, cada vez más, urgente.
Como sociedad, seguimos al debe en la construcción de consensos que permitan proyectar a Chile hacia las próximas décadas. Y, en este escenario, es importante tomar conciencia de que los efectos de imponer el corto plazo sobre una mirada de futuro son graves y devastadores: cambio climático y pérdida de la biodiversidad; desigualdad y menor crecimiento económico y desarrollo social; conflictos bélicos y carrera armamentista; menor énfasis relativo en la educación temprana; democracias en crisis; redes sociales que promueven posturas basadas en información superficial e incompleta, y el avance de la inteligencia artificial sin normativas o regulaciones, son solo algunos de ellos. Es por eso que con esta campaña queremos convocar, con optimismo y entusiasmo, a autoridades y al sector empresarial a que soñemos juntos el país que queremos ser a futuro.
Es importante tomar conciencia de que los efectos de imponer el corto plazo sobre una mirada de futuro son graves y devastadores.
En tiempos marcados por la gratificación instantánea, puede sonar a contracorriente poner las fichas en el largo plazo. Si bien siempre hay urgencias y necesidades inmediatas, que como país nos obligan a enfocar nuestras prioridades, nunca debemos olvidarnos de que nuestras acciones de hoy impactarán en las próximas décadas, aunque no veamos sus efectos de inmediato. Porque toda persona, familia, organización y país deben tener un proyecto futuro. Y eso obliga a cambiar la mirada.
De esta manera, conscientes de los 90 años de historia que estamos cumpliendo como Compañía, buscamos proyectar la organización hacia el futuro como un actor activo en la construcción del mundo del mañana, cimentando desde hoy proyectos cuyos frutos pretenden tener un impacto positivo en la calidad de vida no solo para nosotros, sino también para nuestros hijos, nietos y las generaciones futuras.
Durante nuestra historia hemos sido una empresa que piensa en el largo plazo. Gracias a ello hemos logrado superar dificultades de toda índole: naturales, políticas, económicas y sociales, siempre gracias a una estrategia y disciplina que han mirado hacia el futuro. Pensando en décadas.
En esta línea, la apuesta de Empresas Copec por el desarrollo de Chile se traduce en diversas iniciativas que estamos diseñando e incorporando a nuestra estrategia de negocios, con el objetivo de aportar a la construcción de un mundo más sostenible, siempre desde nuestro ámbito de acción: la energía y los recursos naturales.
Al respecto, me gustaría hacer referencia a hitos recientes que tienen, justamente, esta mirada de futuro. Hace unas semanas, Abastible marcó un hito al anunciar su expansión hacia España y Portugal, a través de la compra del negocio de distribución de gas licuado de la Compañía Española de Petróleos, Cepsa, una de las empresas más relevantes en materia energética en ese país y con presencia en los cinco continentes. ¿Qué vimos al dar este paso? En primer lugar, esta transacción nos permite consolidarnos como uno de los principales distribuidores mundiales de gas licuado, un combustible que tiene un rol relevante en la transición energética. Además, se inicia una relación comercial con una compañía europea que proyecta una inversión cercana a los US$8 mil millones en el hidrógeno verde, reconocido hoy como un combustible del futuro. Esto no es menor, considerando que nuestro país goza de recursos naturales y ventajas competitivas que lo dejan en una posición privilegiada para liderar la transición energética en el mundo, siendo esta fuente de energía indispensable para descarbonizar la economía. Por último, entramos a “jugar” en una liga energética que tiene un desarrollo más avanzado que Chile y Latinoamérica, lo que nos permitirá incorporar una serie de aprendizajes y buenas prácticas que podremos implementar en estos mercados.
También con una mirada de futuro y con la idea de contribuir en el largo plazo, Lemu, startup de Arauco Ventures, lanzó recientemente al espacio el primer satélite del mundo dedicado exclusivamente al monitoreo de la biodiversidad. Lemu Nge -que significa “ojos del bosque” en mapudungún- tiene como objetivo verificar indicadores territoriales, realizar acciones de conservación y restauración de ecosistemas para ayudar a revertir la crisis ambiental.
La experiencia de ARAUCO con Lemu no es la única que nos permite dar pasos hacia el mundo del mañana. Vale la pena recordar que, hace un año, la filial forestal adquirió una posición mayoritaria en TreeCo -biotech estadounidense fundada por dos científicos de la Universidad de Carolina del Norte- compañía que viene desarrollando un proyecto basado en tecnología IA que considera optimización genética de árboles y plantas para mejorar sus propiedades como especie, potenciando sus capacidades de captura de agua y CO2 y la calidad de sus fibras.
No se trata de hechos aislados. ARAUCO fue la primera forestal en el mundo en certificarse como carbono neutral y sus operaciones son claves para combatir el cambio climático, no solo por su naturaleza -la plantación de bosques favorece la captura de gases de efecto invernadero-, sino porque ha avanzado con fuerza en la producción de fibras y materiales de construcción que permiten reducir y reemplazar otros que resultan menos amigables con el medioambiente.
La filial Copec, en tanto, ha venido dando pasos firmes en el desarrollo de la electromovilidad en Chile. Hoy, su foco en inversiones apunta hacia proyectos de energías renovables, eficiencia energética y movilidad sostenible. Actualmente, Copec Voltex es proveedor del 50% del sistema de transporte público eléctrico de la Región Metropolitana. Además, ha buscado descentralizar estos avances, llevándolos a regiones como Antofagasta y Biobío. Recientemente, nuestra filial también dio un paso muy significativo en la transición energética al anunciar la primera importación de diésel renovable (HVO) al país. Este combustible emite hasta un 80% menos de gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con el diésel fósil tradicional, y significa un avance muy relevante para acelerar el proceso de descarbonización de Chile.
En Empresas Copec decimos con fuerza y convicción: no más cortoplacismo.
Todas estas iniciativas están sustentadas en una visión de largo plazo, así como también por un decidido compromiso con el futuro de las personas, la sociedad y los países donde estamos presentes. Por eso, en Empresas Copec decimos con fuerza y convicción: no más cortoplacismo. Se lo debemos a las generaciones venideras.
Recuperemos la esperanza de niños y jóvenes. Aún estamos a tiempo.