El terreno de 16 hectáreas, ubicado en el borde costero de Viña del Mar, está ad portas de dejar atrás las huellas de su pasado industrial. Se estima que a fines de 2024 comenzará la recuperación de sus suelos bajo la técnica de biorremediación, ampliamente usada a nivel mundial.
En paralelo, los esfuerzos de Las Salinas están en construir, junto a la comunidad, una propuesta de futuro que permita revitalizar el sentido de ciudad a escala humana.
En diciembre pasado, Las Salinas marcó un nuevo hito de cara a la comunidad. Ante más de un centenar de vecinos, autoridades, representantes de organizaciones locales y gremios, presentó su visión urbana para el futuro del paño de 160 mil m2 ubicado en el borde costero de Viña del Mar.
La propuesta, que busca dar una nueva vida al terreno donde antiguamente se emplazaba un centro de almacenamiento de hidrocarburos de diversas empresas, apunta a lograr una ciudad a escala humana, que ofrezca una mejor calidad de vida y oportunidades para sus habitantes.
La visión urbana es el resultado de un trabajo de más de 20 años, durante los cuales se han realizado más de 5.500 conversaciones y 1.000 reuniones con diversas organizaciones, recogiendo los principales anhelos de la comunidad.
Así, la propuesta, denominada Las Salinas VA! aspira a generar las bases concretas para un acuerdo sobre el destino final del lugar, fundadas en cuatro pilares: identidad y patrimonio, vida de barrio, diseño basado en la naturaleza y transporte y movilidad.
Ricardo Labarca, gerente de Desarrollo de Las Salinas, quien lleva más de una década vinculado a la iniciativa, explica que el compromiso de la empresa es desarrollar, junto a la comunidad y al municipio, y a partir de experiencias similares exitosas en el mundo, la mejor propuesta para este sector de la Región de Valparaíso.
“Es en la costura entre las partes donde se genera la ciudad. La ciudad no es el edificio, es la sumatoria de elementos, tanto públicos como privados, que finalmente te hacen vivir la experiencia del lugar en el cual estás inserto. Aquí tenemos la oportunidad de poder abordar desde la directriz mayor, desde la lógica del plan maestro y la visión urbana, todos esos elementos para generar el mayor valor para Viña del Mar”, sostiene.
Dentro de las principales características resalta que más del 40% del terreno será destinado a espacios para el uso público, destacando un gran parque urbano de alrededor de dos hectáreas, equivalente en tamaño al Estadio Sausalito, junto con un sistema de áreas verdes e infraestructura para conectar el borde costero con el sector alto de Viña, con facilidades para el transporte peatonal. A su vez, plantea el desarrollo de edificaciones de mediana altura que permitirán la protección de las vistas del entorno y albergarán una propuesta de usos mixtos, que contempla equipamiento cultural, deportivo, comunitario, hoteles, oficinas, comercio a escala local y primera vivienda, entre otros.
A la hora de ahondar en el impacto que podría tener la propuesta de Las Salinas, Ricardo Labarca explica que, si bien la ciudad ha ido creciendo, lamentablemente hoy presenta signos de deterioro. “Vemos que aquí hay un espacio de grandes oportunidades, de poder integrar todos estos elementos de una manera armónica. Nos motiva seguir trabajando en la visión que hemos presentado, que define ciertas condiciones que creemos son relevantes y atractivas para Viña del Mar”, afirma.
Para Arturo Natho, gerente general de Las Salinas, además, “el momento complejo que enfrenta hoy la ciudad, tras los incendios de febrero, nos impulsa con mayor fuerza a seguir aunando esfuerzos por impulsar propuestas que contribuyan a la recuperación de Viña del Mar. Nos interesa seguir avanzando en un proceso dialogado y transparente, que dé como resultado un nuevo sector para la ciudad, que apunte a los usos mixtos, con nuevas oportunidades para mejorar la calidad de vida de las personas”.
Las huellas de un pasado industrial
El sector donde se ubica el terreno Las Salinas está profundamente vinculado con la actividad industrial que, a principios del siglo XX, apalancó el desarrollo de Viña del Mar y marcó su identidad.
A medida que la ciudad fue creciendo, impulsada por el auge turístico y residencial, fue desplazando su vocación productiva, quedando el centro de almacenamiento de hidrocarburos donde operaban Copec, Shell, Esso y Sonacol como la última expresión de la era industrial.
Fue así como el año 2001 las empresas instaladas en la zona firmaron un convenio para iniciar el traslado y desmantelamiento de sus operaciones. Pero seguía una tarea mayor, porque reintegrar los terrenos para el desarrollo de la ciudad requería llevar adelante un proceso de saneamiento inédito en el país.
“Aquí fue evidente la posición de Copec, como un líder con una visión de futuro, de oportunidades, de compromiso-país, que es quien lidera este proceso, donde había otras grandes empresas que finalmente se fueron. Copec decide quedarse y desde ahí hay un compromiso profundo de la empresa por hacerlo bien”, explica Ricardo Labarca.
Arturo Natho destaca que “como grupo de empresas tenemos un gran compromiso con Viña del Mar. Nos sentimos parte de la historia de la ciudad y esperamos seguir siendo actores presentes en su futuro. Nuestro compromiso social, ambiental y de desarrollo se ve reflejado en el trabajo de excelencia que hemos llevado adelante, tanto en el proceso de remediación para recuperar el terreno, como en impulsar una visión urbana que signifique un real aporte a la ciudad y a las personas que la habitan”.
Un precedente para la recuperación de suelos en Chile
Hoy, tras 20 años de trabajo, en que se ha avanzado en la recuperación de la superficie del terreno, Las Salinas se prepara para llevar a cabo la etapa final del saneamiento. Esto, luego de que en septiembre de 2022 el Comité de Ministros ratificara la autorización ambiental del proyecto. Esta se realizará mediante la biorremediación, una técnica basada en la naturaleza que aprovecha los microorganismos presentes en el terreno para degradar la contaminación.
En mayo próximo se prevé adjudicar la licitación para la remediación del paño sur del terreno -proceso que concitó el interés de 14 consorcios internacionales, siete de los cuales fueron invitados a participar- para, a principios del último trimestre, ya estar ejecutando el trabajo propiamente tal. Previo a ese inicio se deberá activar un Plan de Monitoreo Participativo, el cual permitirá que personas de la comunidad de Viña del Mar puedan ser testigos, en primera persona, del proyecto que se estará desarrollando.
Llegar a este punto ha implicado un desafío por partida doble, ya que como en Chile no existe una política marco para la remediación de suelos, fue necesario definir estándares con el apoyo de la comunidad científica y validar normas internacionales con los servicios con competencia ambiental, junto con establecer los procesos para evaluar y ejecutar proyectos de este tipo. “Se optó por usar la norma italiana, que es hoy en día la más exigente a nivel mundial”, precisa Labarca.
Según la última actualización del Catastro de Sitios con Potencial Presencia de Contaminantes elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente, existen a lo largo de Chile más de 3.000 terrenos contaminados, muchos de los cuales se ubican en áreas urbanas, lo que representa una oportunidad y un desafío para evaluar y ejecutar proyectos de remediación que permitan reinsertarlos en las ciudades.
En esa línea, Natho destaca que “la experiencia de Las Salinas es clave no solo para Viña del Mar, sino que para todo Chile, al marcar una ruta posible para iniciar un trabajo más sólido y concreto para abordar la urgente necesidad de recuperar los más de 3.500 suelos que presentan distintos niveles de contaminación y que hoy no pueden ser utilizados. Como país debemos unir los esfuerzos y ofrecer una respuesta concreta a este tema urgente y que no puede seguir siendo postergado”.
Una vez que se inicie la ejecución del saneamiento de la primera parte del terreno, proceso que se estima tardará dos años y medio, se comenzará a trabajar en la licitación de la segunda mitad. La idea, explica su gerente de Desarrollo, es que se realice en paralelo, de manera que ambas etapas sean lo más consecutivas posibles, incorporando los aprendizajes y oportunidades de mejora de la fase inicial. La remediación completa de las 16 hectáreas de terreno podría estar concluida hacia el 2030.
Aporte al espacio público
Labarca explica que el mundo ambiental de la remediación y el mundo urbano responden a un mismo desafío: reciclar un terreno industrial transformándolo en oportunidades para la ciudad. “Se está avanzando en el proyecto de biorremediación que, en sí mismo, es un gran reto, pero también empieza a superponerse la necesidad de ir tomando definiciones concretas, con propuestas interesantes para la ciudad en el plano de lo urbano. Y ahí es donde nace la necesidad de empezar a tener esas conversaciones respecto de cuáles son esas directrices urbanas que estamos planteando”, sostiene.
Es así como a medida que se ejecute la remediación y se profundice en la visión urbana, se buscará avanzar en la ejecución de una serie de proyectos de mejoramiento de espacio público en el entorno de Las Salinas, los que significarán un beneficio importante para sus residentes.
El primero es la Bajada 19 Norte, que busca revertir la condición de deterioro y abandono que presenta el paseo público que a diario es utilizado por los vecinos como conector hacia el borde costero. Desarrollado por la oficina Beals Lyon, plantea una pasarela peatonal con accesibilidad universal, enfocada en la recuperación del espacio y la restauración biológica de las laderas del sector. Además, habilita una ruta de escape en caso de tsunami.
El segundo es el de Plaza Alessandri, que permitiría mejorar la conectividad para la comunidad de Santa Inés, estableciendo un cruce peatonal seguro y a nivel en 21 Norte, que conecte dicho barrio con el lado poniente del Camino Internacional y el acceso a la Bajada 19 Norte. Permitirá también mejorar el paso del transporte público, ya que en el lugar se proyecta un espacio seguro y amplio de detención para este en ambas direcciones.
“Vemos con especial interés estos dos proyectos, que están fuera del área de remediación, y que creemos son ejecutables en el corto plazo. Permitirán visibilizar este proceso de mejora para la ciudad de Viña del Mar que estamos planteando, con hechos concretos, en esta lógica de sinergia entre lo público y lo privado”, concluye Ricardo Labarca.
La biorremediación, un proceso basado en la naturaleza
Si bien en Chile la biorremediación a nivel industrial es aún incipiente, es una tecnología exitosa de descontaminación ambiental que se utiliza ampliamente en países como Alemania, Francia, Italia, España, Estados Unidos y Canadá. En América Latina se desarrolla con regularidad en países como Brasil, México y Argentina.
Se trata de una técnica basada en la naturaleza y que es segura para las personas y el entorno, debido a su inocuidad y efectividad. A través de este proceso, las bacterias que habitan en el terreno se alimentan de hidrocarburos, los digieren y transforman en CO2 y agua, que son liberados al medioambiente, y, de esta manera, eliminan los contaminantes ambientales presentes en el suelo.
Para acelerar este proceso, en el caso de Las Salinas se emplearán microorganismos nativos, propios del terreno y la región, no importados, que han sido estudiados en laboratorios. Solo se usarán especies inocuas de géneros bacterianos que tienen capacidades de degradar hidrocarburos de manera muy eficiente y que no representan ningún riesgo ni para los operarios ni para los vecinos del lugar.
Durante su ejecución se realizarán mediciones para constatar los progresos y, una vez concluida la remediación, se desarrollará una verificación final para certificar que efectivamente se cumple con los estándares requeridos y comprometidos con la autoridad.
Cuatro pilares para una propuesta de ciudad a escala humana
Identidad y Patrimonio: desarrollo urbano en línea con la identidad patrimonial y la historia de la ciudad. Contempla espacios públicos de calidad y edificaciones de mediana altura, en línea con el desarrollo arquitectónico que caracterizó a Viña del Mar durante los años 60 y 70.
Vida de Barrio: una propuesta donde el espacio público, las áreas verdes, las viviendas de mediana altura, el comercio local, el acceso a servicios, la cultura y el deporte se combinan de manera armoniosa.
Transporte y Movilidad: entornos seguros para peatones y ciclistas bien conectados con el transporte público. Al privilegiar un espacio donde convivan variedad de usos -residencial, comercial, cultural y deportivo- disminuyen también los viajes de larga distancia y se reduce la dependencia de vehículos motorizados.
Diseño basado en la naturaleza: a partir del aprendizaje obtenido en el Laboratorio Vegetal se propone incorporar flora nativa a las áreas verdes de uso público, que incluyen el Parque Ladera y un gran parque central abierto a quienes viven, trabajan o visitan Viña del Mar.