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Edición 120

Copec: Potenciando el vuelo de Los Cóndores rumbo al Mundial 

La filial de Empresas Copec refuerza su compromiso con el deporte y las futuras generaciones, acompañando a la selección chilena de rugby en su histórica ruta al Mundial de Australia 2027. Una alianza basada en valores compartidos y una mirada de largo plazo.   En el deporte, como en los grandes proyectos, los avances son fruto de disciplina, perseverancia y una convicción compartida. Por eso, cuando Chile celebra la histórica segunda clasificación consecutiva de Los Cóndores a un mundial de rugby, el logro trasciende la cancha, refleja progreso, madurez y el atreverse a desafiar límites.   Ese espíritu también está en el corazón de Copec, una compañía cuyo propósito de “potenciar el desarrollo y movimiento de las personas, las empresas y el país”, ha encontrado en el deporte un aliado natural. A lo largo de los años, la empresa ha respaldado diversas iniciativas que promueven el esfuerzo colectivo y proyectan historias que inspiran. El rugby se suma a esa ruta, no solo por sus resultados en los últimos años, sino porque encarna valores profundamente conectados con la identidad de Copec, como el respeto, resiliencia, compromiso y una formación orientada al largo plazo.  La evolución del rugby chileno   En los últimos años, el desarrollo de esta disciplina en Chile ha vivido una importante transformación. El punto de inflexión fue en 2022, cuando Chile derrotó a Estados Unidos en Denver y clasificó, por primera vez, a un mundial. Desde entonces, la selección se posicionó entre las 20 mejores del mundo, con un modelo que combina resultados, formación y un potente sentido de propósito.   Ese crecimiento volvió a quedar en evidencia en septiembre de este año, en el repechaje frente a Samoa rumbo al Mundial de Australia 2027. Tras un 32-32 en la ida, la definición en un Estadio Sausalito repleto terminó con un 31-12, que aseguró la segunda clasificación al campeonato mundial y confirmó el impulso competitivo del equipo, que hoy avanza a paso firme y con una ambición renovada.  Un aliado para avanzar   El vínculo entre Copec y Los Cóndores surgió de manera orgánica, motivado por la certeza de acompañar un proyecto de largo plazo y una historia construida mucho antes de los recientes hitos deportivos. Como explica Diego Peñafiel, gerente de Marketing de Copec, esa conexión nace de “una convicción profunda: el deporte es una fuente de inspiración, movimiento y desarrollo, capaz de movilizar a las personas y fortalecer los lazos que nos unen como país”.  Y agrega: “No es un auspicio que nace de un resultado puntual, sino de la admiración por un equipo que encarna la fuerza del esfuerzo colectivo y la superación constante”. Esta relación busca visibilizar el trabajo silencioso detrás del crecimiento del rugby chileno y proyectar su impacto hacia nuevas generaciones.  Para el capitán de Los Cóndores, Clemente Saavedra, este respaldo se vive día a día. “El apoyo del sector privado, y en especial de Copec, es muy importante y gratificante para nuestro equipo. Lo sentimos en todo, desde la presencia en campañas hasta cada vez que nos ponemos la camiseta y vemos el logo de la compañía”.   Concretamente, esta colaboración se ha traducido en apoyo económico, activaciones conjuntas, campañas comerciales y una mayor visibilidad para el equipo. Un ejemplo de esto fue el reciente homenaje realizado durante la inauguración del Encuentro Nacional de la Empresa 2025 (Enade), donde los seleccionados y el cuerpo técnico recibieron una medalla conmemorativa y un tótem simbólico de la marca. La instancia buscó poner en valor el esfuerzo y la disciplina que permitieron su clasificación al Mundial 2027 frente a líderes empresariales y autoridades. “Poder destacar públicamente este logro fue muy especial para Copec. Representa trabajo, inspiración y un ejemplo para Chile”, señala Peñafiel.  Ese reconocimiento se alinea con el compromiso histórico de Copec con el desarrollo deportivo y con la certeza de que estas historias inspiran a todo el país. Para la filial, el aprendizaje ha sido significativo: “El deporte tiene una fuerza única para conectar con las personas, inspirar y generar orgullo colectivo”, afirma el ejecutivo. Esa energía también se ha reflejado al interior de la empresa, fortaleciendo el interés de los colaboradores por nuevas disciplinas y reafirmando la importancia de impulsar iniciativas que movilizan comunidades.  Propósito compartido y una mirada de largo plazo   Para Copec, promover el deporte se vincula directamente con el rol formativo de este. Como precisa Diego Peñafiel, “el deporte es sinónimo de vida sana, movimiento, pero también promueve valores. Enseña que los logros no son inmediatos, que se alcanzan con trabajo constante y disciplina, y que para ello se requiere una mirada de largo plazo”.  En el rugby, agrega, “esas características se expresan de manera ejemplar. Los Cóndores transmiten respeto, compromiso y resiliencia, convirtiéndose en referentes para cientos de niños y jóvenes que hoy entrenan con la camiseta de la selección chilena, soñando con ser parte del equipo algún día. Este cambio cultural refleja cómo el rugby está generando orgullo, identidad y sentido de pertenencia. Y es precisamente ese espíritu el que también buscamos proyectar desde Copec, construir futuro a través de la energía, la excelencia y el orgullo de ser chilenos”, destaca el ejecutivo.  Esa proyección también guía los próximos pasos de la alianza. El foco de los siguientes años será consolidar una estrategia integral de marketing deportivo, que permita acompañar al equipo rumbo al Mundial de Australia 2027 bajo el concepto “Copec mueve a Los Cóndores a Australia”. Al respecto, Peñafiel añade: “Nuestro propósito es seguir fortaleciendo la asociación de la marca con este deporte y consolidar una relación que crece año a año, entre una empresa 100% chilena y una selección que representa lo mejor de nuestro país”.  Esta visión coincide con el horizonte que describe el capitán de Los Cóndores: “Se nos vienen dos años intensos y muy entretenidos, con varios desafíos por delante. Queremos seguir jugando partidos de nivel 1, prepararnos de la mejor manera y llegar a todo Chile, para que el rugby siga creciendo”.   Y en esa misma línea, reforzando que el crecimiento del rugby ocurre gracias al esfuerzo colectivo dentro y fuera de la cancha, Saavedra concluye: “Agradezco a todos los hinchas y a todos los chilenos por el apoyo en estos meses. Han sido periodos muy duros, con altos y bajos, y el apoyo que sentimos después del partido con Samoa hizo que todo valiera la pena. Esperamos seguir contando con ese respaldo de cara a lo que viene”.  Mirando hacia adelante, Copec y Los Cóndores comparten una misma visión, y es que este es solo el comienzo de un camino que combina valores y una oportunidad real de inspirar a las futuras generaciones.  

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Mina Justa Subterránea: El nuevo capítulo de una exitosa operación minera 

Con una inversión aproximada de US$ 500 millones, este proyecto permitirá aumentar la producción de Mina Justa, extender su vida útil y también su contribución al desarrollo local, impulsando una minería que une innovación, eficiencia y compromiso con el entorno.  Mina Justa ha sido, desde su origen, un caso ejemplar para la minería moderna: exitosa en su ejecución, responsable con su entorno, eficiente en sus resultados y gestión, y visionaria en su proyección. Una historia que comenzó en 2018 y que ha demostrado, con los años, una comunidad de intereses virtuosa, fruto de la alianza entre Minsur -cuyo principal accionista es uno de los grupos económicos más importantes de Perú- y Alxar, filial y brazo minero de Empresas Copec.   Después de cuatro años de operación, Marcobre, empresa minera titular de la operación de Mina Justa, mantiene solidez y coherencia en su estrategia y resultados, y abre ahora un nuevo capítulo: Justa Subterránea, una expansión que busca extender la vida útil del yacimiento, aumentar la producción y fortalecer su aporte al desarrollo local y global, incorporando nuevas tecnologías y capacidades operativas.  Un éxito que inspira su expansión  Para Erwin Kaufmann, gerente general de Alxar, el éxito de Mina Justa se observa en diversos ámbitos. “La dimensión más relevante es la visión compartida de sus socios sobre cómo hacer minería: cuidando el medioambiente, fortaleciendo las relaciones con las comunidades, asumiendo un compromiso social, con altos estándares de seguridad para sus colaboradores y una mirada a largo plazo”, comenta, destacando que no se trata solo de producir cobre, sino de hacerlo de manera sostenible.  A este factor se suma un ejemplar y reconocido proceso de construcción durante su desarrollo inicial. Mina Justa implicó una inversión de US$ 1.700 millones y los trabajos comenzaron en marzo de 2020, en plena pandemia.  Aun en este contexto adverso, comenzó su producción en 2022, dos años después, “cumpliendo los plazos y presupuestos originales, marcando un hito para la industria minera mundial”, explica el máximo ejecutivo de Alxar.  De las 65 mil hectáreas de concesiones mineras con que cuentan, solo cuatro mil están actualmente en operación, dejando un amplio margen para seguir creciendo. En este escenario, la expansión de Justa Subterránea se sitúa como una nueva fase que apunta a extraer mineral de alta ley a mayor profundidad, aumentar la producción de cobre fino y extender la vida útil de la operación.  Un desafío técnico y humano  Justa Subterránea tiene una inversión estimada de US$ 500 millones, y el pasado 28 de octubre se celebró su hito inaugural con la primera voladura del portal de acceso a la rampa sur de la mina subterránea, que marca el avance de la fase de definición del proyecto.   La etapa actual considera el desarrollo de la ingeniería de definición, donde se precisa la infraestructura que se requiere para ejecutar el proyecto, que incluye plantas para el relleno de caserones, sistema de tuberías para acceder con agua, energía y sistemas de comunicaciones, entre otros.  Luego, viene la fase de ingeniería de detalle, donde se resuelven con mayor precisión las distintas obras e infraestructuras. Y una vez aprobadas por el Directorio y obtenidos los permisos correspondientes, se pasaría a la construcción de la mina subterránea.  Para Luis Sánchez, CEO de Marcobre, este proyecto es mucho más que una ampliación productiva. El mayor desafío es que se desarrolla bajo la modalidad de brownfield, es decir, dentro de una operación que ya está en funcionamiento, lo que exige una coordinación exhaustiva para no interferir con las operaciones y producción en curso.  También implica un desafío en el ámbito cultural, sostiene Sánchez, ya que requiere de la incorporación de nuevas competencias, distintas a las que exige una mina a rajo abierto. “Debemos crear y fortalecer nuevas capacidades dentro de la organización, desde el diseño y planificación hasta el desarrollo y explotación de una mina subterránea. Son habilidades muy distintas de las que hoy tenemos”, agrega.   Sostenibilidad y desarrollo local  En el ámbito de la sostenibilidad, esta expansión impulsa una transformación tecnológica significativa que implica la incorporación de equipos de última generación, con alto grado de automatización e híbridos, capaces de reducir el consumo de combustible y la necesidad de ventilación, disminuyendo, así, la huella de carbono. Estas innovaciones permiten avanzar hacia una minería más limpia, eficiente y segura, en línea con los compromisos ambientales de los socios y sus respectivas estrategias de sostenibilidad.  Según precisa Luis Sánchez, se están replicando los mismos altos estándares al proyecto subterráneo “en materia de salud, seguridad, medioambiente y comunidades”.   Erwin Kaufmann, por su parte, destaca el aumento del uso de agua de mar desalinizada, reforzando el compromiso medioambiental. “Nuestro grupo está comprometido con la transición energética, con darles más oportunidades y calidad de vida a las nuevas generaciones. En esta línea, la producción de cobre contribuye de manera concreta a mitigar el impacto del calentamiento global”, comenta.  “Mina Justa es un proyecto estratégico no solo para nuestros socios, sino también para el Perú”, destaca Sánchez. Y no es para menos: esta iniciativa tiene un papel clave en la generación de empleo, impulso en la economía local y bienestar social, especialmente en territorios con alta vocación minera, como la ciudad de Marcona.  El impacto del proyecto trasciende lo productivo. Actualmente en etapa de definición, Justa Subterránea genera ya más de 400 empleos directos, cifra que aumentará considerablemente a medida que avance la obra. Cabe considerar que en Mina Justa trabajan hoy 4.500 personas, entre personal propio y contratistas. A esto se suma un efecto multiplicador en la economía local, con la activación de servicios de alojamiento, alimentación, transporte y suministros, propios de un proyecto de esta envergadura.  Marcobre mantiene un trabajo constante con las comunidades del entorno, impulsando programas en salud, educación, formación técnica y desarrollo de capacidades. Este compromiso social, presente desde los inicios de la operación, se refuerza con la expansión subterránea, proyectando nuevas oportunidades para el desarrollo regional.  Justa Subterránea no solo amplía la vida de una mina, también fortalece y promueve una visión compartida: la de una minería donde es posible combinar la rentabilidad con la innovación, el compromiso con el medioambiente y las comunidades. Porque cuando el éxito se construye con propósito y mirada de largo plazo, siempre hay un nuevo capítulo por escribir. 

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50 aniversario de Planta Constitución ARAUCO: Medio siglo impulsando el desarrollo regional

Considerada en el corazón del negocio de celulosa de ARAUCO, la Planta Constitución ha sido un ejemplo de contribución al desarrollo local y a la comunidad, lo que se manifiesta en programas culturales, deportivos y educativos que han acompañado la vida de miles de familias maulinas.  1975 fue el año del término de la guerra de Vietnam, del lanzamiento de la sonda Viking 1 a Marte y la fundación de Microsoft, entre otros hitos de alcance mundial. En Chile, el escudo era reemplazado por el peso como moneda nacional, el economista Milton Friedman visitaba el país y se inauguraba el Metro de Santiago.  Mientras tanto, en una tranquila comuna costera de la Región del Maule iniciaba sus operaciones la Planta Constitución. Este hecho, que trascendió el ámbito estrictamente industrial, fue el punto de partida de la transformación de la economía local y también de la identidad de un territorio completo.  En medio siglo de existencia, esa imponente instalación ha sido un ejemplo de cómo una planta local ha sido capaz de modernizarse, adaptarse a los cambios y mantenerse a la vanguardia frente a los desafíos emergentes. Siempre ligada al crecimiento de ARAUCO y al desarrollo de la industria forestal, a lo largo de los años se ha transformado en un pilar fundamental del desarrollo de la ciudad y de la región.   Un referente global   Hoy, la planta Constitución está en el corazón del negocio de celulosa de ARAUCO. Llega a mercados de todo el mundo con su celulosa no blanqueada de fibra larga -o celulosa cruda-, fabricada a partir de madera de pino radiata extraída de bosques locales manejados responsablemente.  “Nuestra celulosa UKP es reconocida globalmente y tiene un impacto directo en industrias tan diversas como el packaging en Asia y el fibrocemento en América. Estos productos, destinados a usos donde la resistencia y la funcionalidad son esenciales, como papeles para bolsas industriales, sacos de cemento, embalajes y cartones corrugados, ponen en valor el trabajo de nuestra gente y la calidad de nuestros recursos”, apunta el gerente general de ARAUCO, Cristián Infante.  Por su parte, el presidente del Directorio, Matías Domeyko, suma a ello la visión de largo plazo, la capacidad de adaptación y la habilidad para integrar la industria forestal con la manufactura y la energía renovable, manteniendo al mismo tiempo un vínculo profundo con el entorno. “En este sentido, se ha sabido combinar tecnología, mejoras ambientales y generación de valor local. Esa coherencia entre crecimiento, innovación y compromiso comunitario nos ha permitido consolidarnos como referente global del sector forestal sostenible”, subraya.  Pioneros en la protección ambiental  En efecto, la planta Constitución ha innovado permanentemente en sostenibilidad, situándose a la vanguardia en el cuidado del entorno. Entre sus iniciativas destaca la implementación, en la década de los 90, de uno de los primeros sistemas nacionales de control de olores. Actualmente, su gestión en materia ambiental le permite reutilizar más del 80% de sus residuos y generar energía renovable a partir de biomasa.  Por casi 20 años, Karin Henríquez ha sido testigo y partícipe de la evolución de la empresa en este ámbito. Llegó en 2005 como asesora externa para la implementación de la norma ISO 14000 y al año siguiente se integró al equipo de colaboradores, tomando a su cargo el proyecto de tratamiento de efluentes. Hoy es la superintendenta de Medioambiente de la planta.  “Viví la transición desde cuando no había mucha normativa medioambiental hasta lo que hay ahora, pero esta planta siempre fue pionera. Nunca fue difícil implementar las normas que se iban promulgando, ya que existía una cultura de protección del entorno y de preocupación por el bienestar de la comunidad”, destaca la profesional, señalando que esa mirada es la que ha llevado a optimizar procesos, reducir los impactos y apuntar al mejoramiento continuo.   Buenos vecinos  La vocación de contribuir al desarrollo local se manifiesta también en programas culturales, deportivos y educativos que, durante cinco décadas, han acompañado la vida de miles de familias maulinas. El parque fluvial, el centro cultural, la biblioteca y el teatro municipal, piscinas temperadas, la costanera y otras obras son ejemplos de un aporte real y concreto. El Colegio Constitución, que desde su creación en 1980 ha sido reconocido por su alto nivel académico y la formación integral de sus estudiantes es, tal vez, el proyecto más emblemático.  En resumen, la presencia de la planta “ha dinamizado proveedores locales, infraestructura social y educación técnica, contribuyendo al desarrollo sostenible del Maule y al liderazgo exportador de Chile”, precisa Matías Domeyko. Cristián Infante añade que ser un empleador estable, que genera oportunidades directas e indirectas para miles de familias, “también ha ayudado a que la planta no sea vista como un ente externo, sino como parte de la vida de la comuna”.  El impacto en la comunidad también se ve reflejado en la contratación de servicios de transporte, logística, alimentación, alojamientos y muchas otras actividades esenciales para la comuna. “Una muestra de esto es nuestro reporte de compras de bienes y servicios locales que, durante 2024, llegó a más de US$ 64 millones. Es decir, somos un actor relevante en la creación de empleo, atracción de proveedores y promoción de una economía local que hoy tiene encadenamientos productivos sólidos”, subraya Infante.  En el lado más desafiante, el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010 marcaron un hito difícil para la región y para ARAUCO. “Sin embargo, también fue un punto de inflexión”, reflexiona el gerente general. “La planta se levantó gracias al compromiso de sus trabajadores y al vínculo con la comunidad, demostrando resiliencia y sentido de propósito. Esa experiencia refuerza la idea de que nuestro crecimiento siempre debe ir de la mano con el bienestar de las personas y del entorno”.  El Programa de Reconstrucción Sustentable, implementado por la compañía tras la catástrofe, fue posible gracias a la participación comprometida de la comunidad. Este plan se tradujo en una cartera de 28 proyectos y una inversión superior a los $ 80 mil millones.  Sin duda, el compromiso y desempeño de las 3.500 personas que, de manera directa o indirecta, aportan diariamente con su trabajo y dedicación, han sido un pilar fundamental en el desarrollo de la planta y en el fortalecimiento de su rol. Karin Henríquez destaca que “acá todos los días son distintos, todo es muy dinámico y hay un muy buen ambiente laboral, con mucho trabajo en equipo”. Karin fue la primera mujer en el área de Operaciones y hoy se desempeña en un área transversal, lo que le ha permitido tener una visión general de los procesos y de cómo estos se han ido profesionalizando y perfeccionando.   Un nuevo comienzo  Orgullo, gratitud y proyección son los sentimientos con los que Cristián Infante define el momento actual: “Orgullo por haber llegado a los 50 años de vida de una planta que ha

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