Por Leonardo Maldonado, Socio Fundador de Gulliver, Boma Chile, Ciudades+B y la Corporación 3xi. Se ha especializado en la aceleración de ecosistemas de innovación regional, asesorando a 28 ciudades en diversos países de América Latina y Europa. Miembro de la red de Responsible Leaders de la BMW Foundation.
El escenario empresarial de hoy está en constante transformación y avanza a un ritmo sin precedentes. La era en que las empresas se dedicaban a monitorear su industria para poder anticiparse a potenciales amenazas ya pasó. Actualmente, las empresas deben maniobrar a través de un entramado de fuerzas transformadoras que exigen una mirada más amplia y de mayor complejidad. La innovación que va a disrumpir nuestra industria tiende a surgir desde fuera de esta, muchas veces impulsada por tecnologías emergentes, que no eran necesariamente el fuerte de los jugadores establecidos.
Ante esta nueva realidad, desde Boma, una red global que desde múltiples miradas y disciplinas acompaña a líderes empresariales a abordar exitosamente los cambios que los desafían, creemos que es imprescindible que nos enfoquemos en cuatro dimensiones críticas que no necesariamente estaban en el corazón de la estrategia, pero que ahora son cruciales para el futuro y el crecimiento sostenido de las empresas:
1. La transformación tecnológica: una fuerza exponencial
El auge de la tecnología no solo ha digitalizado nuestro mundo, sino que también está remodelando industrias, el comportamiento del consumidor y la estructura misma de nuestras sociedades. La revolución digital invade todas nuestras conversaciones y la Inteligencia Artificial Generativa, según muchos expertos, podría poner en peligro existencial a la humanidad. Pero lo digital es solo la punta del iceberg. El sector de la biotecnología avanza aún más rápido. Tomemos el caso de la tecnología CRISPR, que promete revolucionar la medicina al permitir la edición genética dirigida, y que ya ha producido bebés editados antes de nacer. O consideremos los rápidos avances en biología sintética, que podrían liderar una nueva era de producción sostenible. Andamos tan obsesionados con lo digital que no hemos tenido el tiempo de fijarnos en la transformación biotecnológica.
La rapidez de estas transformaciones, que hoy llamamos exponenciales, termina pateando el tablero debido a nuestra limitada capacidad de adaptarnos. El famoso economista Joseph Schumpeter llamó a este fenómeno de disrupción tecnológica “procesos de destrucción creativa», describiendo cómo las innovaciones crean mucho valor por un lado, mientras simultáneamente destruyen parte del valor existente. Un ejemplo histórico que nos tocó profundamente es el descubrimiento del salitre artificial en Alemania por Fritz Haber en 1909. Este avance creó un valor inmenso para Alemania, pero simultáneamente destruyó el mercado del salitre natural, que era una de las principales fuentes de riqueza en Chile. La pregunta esencial que surge es: en futuras disrupciones, ¿estaremos en el lado de la creación o de la destrucción de valor?
El litio, que dada la disrupción digital y la electromovilidad se han transformado en una pieza clave del desarrollo tecnológico, poniendo a Chile en el mapa de la geopolítica minera, podría a la misma velocidad perder su relevancia si las baterías con tecnologías alternativas lideraran la próxima etapa del proceso.
La mayor parte de las industrias que una vez se consideraron «no tecnológicas» ahora encuentran imperativo integrar estos avances tecnológicos para seguir siendo competitivas y relevantes.
2. La transformación social: ciudadanos empoderados y la crisis de representación
Con la democratización de la información y el acceso sin precedentes a ella, hay un cambio significativo en las dinámicas de poder en la sociedad. El empoderamiento digital significa que los ciudadanos de todo el mundo pueden expresar sus preocupaciones y opiniones con más fuerza que nunca. Esta creciente ola de participación ciudadana está estresando las democracias representativas y Chile no ha sido la excepción.
Dado que vivimos en una era marcada por la transparencia radical, hoy podemos vislumbrar en tiempo real las imperfecciones humanas de nuestros líderes. Este empoderamiento ciudadano termina dejando a la mayor parte de los gobiernos del mundo con aprobaciones muy limitadas, lo que les da muy poco margen para gobernar.
La Democracia Representativa que inventamos a la salida de la Revolución Francesa pareciera estar agotándose y, según los expertos, estaría llegando el tiempo de reinventar nuestras gobernanzas locales e incluso planetarias para permitir mayor participación.
Cómo llevar a cabo esta Democracia Participativa o Democracia Directa es algo que la humanidad aún no ha sido capaz de resolver, pero los experimentos de Democracia Digital y de Democracia Líquida han empezado a mostrar un camino.
Adicionalmente, es necesario tomar en cuenta que hace 50 años la población mundial era menos de la mitad de la que es hoy, mientras que en los últimos 100 años la expectativa de vida se ha duplicado. Durante los mismos 100 años hemos pasado de una población con un 79% de analfabetismo, a una con solo el 14%. Los cambios exponenciales no son sólo tecnológicos, son también sociales, y esta segunda dimensión es algo que nos cuesta muchísimo más entender, aceptar e integrar en nuestras estrategias.
3. La transformación empresarial: automatización, demanda del consumidor y organizaciones exponenciales
Los efectos secundarios de la transformación tecnológica han provocado un renacimiento del empuje empresarial. La automatización, aunque amenaza los trabajos tradicionales, también proporciona oportunidades sin precedentes para la innovación. Si a eso le sumamos las cambiantes demandas del consumidor, impulsadas por la transformación social, las empresas se encuentran en un epicentro de oportunidades y desafíos.
Las organizaciones que crecen de manera exponencial, logrando valorizaciones de más de un billón de dólares en menos de 10 años, a menudo referidas como «unicornios», como Airbnb, Uber, Cornershop y NotCo, han disrumpido sus mercados tradicionales al aprovechar los activos de manera diferente y escalar a ritmos asombrosos. El viejo manual de crecimiento estable y lineal está desactualizado.
Ahora se trata de aprovechar la tecnología y los modelos de negocio novedosos para lograr permanecer competitivos en mercados con actores de crecimiento exponencial.
El hecho de que las organizaciones puedan crecer de manera exponencial no es considerado una anomalía como lo era en un principio (por eso se les llamó «unicornios”); hoy ya entendemos en profundidad los mecanismos que les permite crecer a esa velocidad. Salim Ismail, el primer director ejecutivo de Singularity University, describe en su libro «Organizaciones Exponenciales», las 11 variables necesarias para lograrlo. En ningún caso se trata de transformar todas nuestras empresas en unicornios, pero sí podemos aprender de las lecciones que estos nos han dado.
4. La cuarta dimensión: una crisis medioambiental global
Como telón de fondo de estas tres profundas transformaciones que están influyendo en las empresas está la apremiante crisis medioambiental. Con cada día que pasa crece la urgencia de abordar el cambio climático, el agotamiento de recursos y los desequilibrios ecológicos.
Esta situación coloca a las empresas en una encrucijada única: por un lado, hay un impulso para el crecimiento, estimulado por transformaciones tecnológicas y empresariales. Por otro, hay un llamado, una obligación moral y social de actuar de manera responsable, empujado por la transformación social y la salud deteriorada del planeta.
Una manera de articular estas cuatro fuerzas: el propósito
Según el libro de Ismail, de las 11 variables, la que no es negociable es que las empresas para sobrevivir en ambientes tan volátiles deban tener un “MTP” (Massive Transformative Purpose) o Propósito Transformacional Masivo. Este propósito asegura que la misión central de la empresa sea lograr un triple impacto: un impacto económico para sus accionistas, un impacto positivo en la sociedad donde les toca participar y un impacto medioambiental positivo, acorde a los grandes desafíos de la humanidad. Una empresa con un MTP claro y genuino puede esperar que tanto el mercado como la ciudadanía la apoyen y valoren su éxito, en lugar de resistirlo o boicotearlo.
Un ejemplo de esto es la empresa nacional Karün, que ya está vendiendo sus productos en buena parte del mundo. La propuesta de Karün es tomar la contaminación del plástico y chatarra y transformarla en anteojos, lo que implica que, mientras más anteojos vendan, más van a descontaminar el planeta y, lo más importante, la recolección de los desperdicios la realizan los lugareños de la Patagonia, limpiando su entorno y en el proceso mejorando sus ingresos y su calidad de vida. Una visión como la de Karün garantiza que sus consumidores millennials no solamente compren sus productos, sino que promuevan e incluso defiendan la empresa.
Otro buen ejemplo a nivel mundial es Apple, que ha redefinido constantemente su Propósito Transformacional Masivo a lo largo de su historia. Inicialmente, Apple surgió como una fuerza revolucionaria, desafiando los paradigmas de la computación centralizada de los años 70 y 80. Su icónico comercial del Super Bowl de 1984 simbolizó este ethos, representando a Apple como el liberador de un paisaje tecnológico monolítico y opresivo liderado por IBM.
En su segunda fase, Apple dio un paso adicional en su propósito y se concentró en empoderar a los individuos creativos. Con el lanzamiento de productos como el iMac, iPod y más tarde el iPhone y iPad, Apple proporcionó herramientas que desataron una ola de creatividad y productividad, permitiendo a sus usuarios “cambiar el mundo”. Esta inflexión permitió darle un sentido más personal, más íntimo a su propósito.
Y hoy en día, el MTP de Apple ha seguido evolucionando para reflejar que el “cambio en el mundo” que hay que lograr no solo tiene que cuidar la sociedad, sino el medioambiente. La empresa se ha comprometido a lograr la neutralidad de carbono en toda su actividad comercial y cadena de suministro de fabricación para el año 2030. Con iniciativas como el uso de materiales reciclados en sus productos y el énfasis en la energía renovable, Apple está liderando con el ejemplo la lucha contra el cambio climático.
Conclusión: prosperando en la tensión
El nuevo panorama empresarial no es para los débiles de corazón. Está marcado por tensiones entre las demandas sociales y las capacidades emergentes. Las empresas que tendrán éxito en este panorama son aquellas que pueden navegar estas tensiones con destreza. Esto requiere abrazar el cambio, fomentar una cultura de aprendizaje continuo y estar arraigados en valores que resuenen con una ciudadanía global empoderada.
Si queremos velar por nuestras empresas es esencial cuidar las tradiciones de las que provenimos, sus procesos y sus valores, ya que de lo contrario perderemos nuestra esencia. Sin embargo, necesitamos adicionalmente comprender cómo entrelazar dichas tradiciones con el dinamismo de las fuerzas tecnológicas, sociales, emprendedoras y medioambientales que están moldeando el mercado, y diseñar un camino a seguir que sea atrevido, pero sostenible.
Un propósito claro, arraigado e inspirador puede ser el timón que le permita a la empresa navegar en medio de estas tumultuosas transformaciones, sin perder el norte y con un fuerte apoyo de las fuerzas del mercado para sostener su vigencia y florecimiento.