Por Thomas Eckschmidt, padre de Gabriela, esposo de Ana María y entusiasta del capitalismo consciente. Exproductor de leche, ingeniero con experiencia corporativa y en consultoría. Emprendedor con cuatro patentes depositadas, 12 premios de emprendimiento, sostenibilidad e innovación, y 20 libros publicados. Coautor de Conscious Capitalism Field Guide (Harvard).
Capitalismo consciente puede parecer una gran contradicción. ¿Qué conciencia puede tener el capitalismo? Bueno, esta es una invitación para conocer el gran cambio que ocurre en el mundo.
Hace más de 500 años, el sistema económico predominante se llamaba feudalismo. Unos pocos eran dueños de todas las tierras y todos los demás trabajaban en estas, pagando impuestos.
Cuando algunos, con gran coraje, salieron por el mundo y encontraron productos de gran valor, volvieron a sus pueblos para venderlos a quienes tenían dinero. En ese momento empezó el mercantilismo. Estos fueron los primeros emprendedores, en el sentido de que abandonaron el statu quo y salieron a buscar nuevas posibilidades.
Luego, ocurrió una nueva concentración de riqueza y la Revolución Industrial generó un nuevo grupo dominante: los industriales, que concentraron los medios de producción masivos. Estos fueron llamados “capitalistas” por un grupo que se autodenominaba “socialistas”.
En la misma época en que estos dos grupos fueron denominados, surgió un tercero que reconoció las fortalezas y debilidades de cada uno de estos dos últimos sistemas y creó el cooperativismo. Este postula que los dos sistemas son excelentes y pésimos, al mismo tiempo. El capitalismo es excelente en producir la riqueza, pero falla en la distribución.
El socialismo es excelente en la distribución de riqueza, pero falla en la producción de esta. El cooperativismo, en tanto, alcanza un buen nivel de producción y distribución.
Hoy, vivimos más un momento de transición hacia un nuevo sistema que todavía no termina de definirse.
Revisando esta breve historia de sistemas económicos, es fácil reconocer que todavía tenemos pequeños “feudos” que detentan una alta proporción de activos y los rentan. Tenemos también los capitalistas del siglo pasado, que buscan utilidad a cualquier costo. Por otra parte, emergen modelos económicos como:
- Economía circular (de Ellen MacArthur Foundation, aplicable al sector industrial)
- Economía de compartir (de Marcus Felson and Joe L. Spaeth, aplicado a sectores con activos ociosos)
- Capitalismo inclusivo (de la familia Rothschild, que intenta generar soluciones para incorporar a los más desprotegidos)
- Capitalismo de stakeholders (del Foro Económico Global de Davos, invitando a crear valor hacia todas las partes involucradas)
- Capitalismo creativo (de Bill Gates, que intenta buscar alternativas de generación de valor para propiciar soluciones equitativas), etc.
Hoy, vivimos más un momento de transición hacia un nuevo sistema que todavía no termina de definirse.
A través de las investigaciones de negocios de alto desempeño, identificamos cuatro fundamentos de estos movimientos, que son muy evidentes en el cooperativismo y también en el emprendimiento. Estos fundamentos son:
- Propósito Evolutivo: todo emprendedor empieza creyendo que puede hacer algo mejor, resolver un problema, y detrás de esta intención está lo que llamamos propósito. Este puede perderse cuando los líderes se olvidan de adaptarlo a la nueva situación socioeconómica de donde operan, para mantenerse relevante para todos (stakeholders) y no perderse en la burocracia y necesidades de corto plazo. Si no crea algo de mejor valor, el negocio no permanece en el tiempo, pues la competencia no lo permite.
- Interdependencia de los stakeholders: cuando comienza un negocio, el emprendedor necesita la confianza de un cliente, de un proveedor, de un inversionista, etc. El éxito de una organización depende de todos los demás stakeholders. Si esto no sucede, el riesgo de que falle todo el ecosistema es grande.
- Cultura responsable: identificamos valores en común que promueven comportamientos colectivos en favor del propósito y para fortalecer la interdependencia de los stakeholders.
- Liderazgo basado en el cuidado: cuando los líderes cuidan a su equipo, estos también lo hacen con sus clientes, proveedores y demás stakeholders y, en consecuencia, con los resultados (principalmente económicos).
¿Cómo se aplican estos fundamentos en los nuevos movimientos económicos? Miremos la economía circular:
- El propósito es crear un circuito cerrado y afectar menos al medioambiente.
- Es necesario que todo el ecosistema participe para no tener brechas en la circulación (interdependencia).
- Se debe generar una cultura de constante búsqueda para cerrar y mejorar la circulación.
- Esta cultura empieza desde el líder de una empresa grande e importante dentro del sistema.
A partir de la visión del capitalismo consciente (no creo que será el nombre final de este proceso de cambio), estamos todos de acuerdo en que necesitamos un nuevo sistema.
En el cooperativismo, el liderazgo colectivo se reúne para crear una solución basada en una cultura de colaboración que genere valor para todos los grupos de interés. Esta es una de las mejores expresiones de un capitalismo más consciente.
Algo muy interesante en este proceso de transición hacia el futuro sistema económico es que este no determina el término de los anteriores. Todavía existe un “feudalismo” actualizado, seguimos con los retos del capitalismo del siglo pasado y con las falencias del socialismo. El nuevo sistema se definirá después de que pase la “revolución”. Algo evidente es que los modelos que nos trajeron aquí no nos llevarán mucho más lejos.
La pregunta es: ¿Cómo podemos acelerar el upgrade de los líderes y sus organizaciones?
El modelo del triple impacto (People, Planet, Profit) tuvo una reciente revisión, actualizando People, que era demasiado genérico, hacia “Social”; Planet, hacia “Ambiental”, y la más importante actualización, Profit, que ya no es aceptable a cualquier costo, evolucionó hacia “Gobernanza”. Pero la imagen de estos modelos y círculos con intersecciones necesita una actualización para dar más fuerza al mensaje:
- Solo tenemos un planeta
- Ocho mil millones vivimos en este planeta
- Las organizaciones tienen que servir a todos, generar valor transversal
Las organizaciones evolucionaron en su comprensión de estas dimensiones, desde una visión de compliance (leyes y reglas para no sufrir penalizaciones costosas), hacia la búsqueda de eficiencias y mayor resultado económico en torno a ellas. Recientemente, Paul Polman, ex CEO de Unilever, compartió en su libro la idea de ser “Net Positive”, que invita a las organizaciones a crear valor positivo en todas las dimensiones que ellas impactan con su presencia y actividad. Pero ¿qué dimensiones de valor serían estas? Nuestra sugerencia es evaluar a las organizaciones en relación con los 17 valores establecidos a través de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de las Naciones Unidas. No hay compensación. Nuestro impacto tiene que ser cero o positivo en esas 17 dimensiones. No puedo compensar una pérdida de bosques con una recuperación de escuelas públicas.
Desde el siglo pasado, muchos académicos ya publican papers y libros con nuevas ideas para el capitalismo (a falta de un nuevo nombre). Al inicio de este siglo surgieron varias ONG para promocionar estas nuevas formas de capitalismo. Antes de la pandemia, este movimiento se hizo mainstream:
- Iniciativas del inversionista: con las cartas de Larry Fink, CEO de BlackRock, hacia los presidentes de las empresas de la Bolsa de Valores de Estados Unidos (BlackRock es el fondo de inversión más grande del mundo, con US$ 10 mil millones de activos).
- Iniciativas de los CEO: 183 CEO de Estados Unidos (de empresas que representan un 30% del valor bursátil total del país) firmaron el Business RoundTable Manifesto a favor de una mejor distribución de valor entre todos los stakeholders.
- Iniciativas globales: El Foro Económico Global lanzó en 2020, justo antes de pandemia, la idea de un capitalismo de stakeholders.
Estas son señales de un cambio cada vez más cercano a nosotros. Para lanzarnos en este camino necesitamos una palanca más importante: el ODS Cero. La conciencia de los líderes.
Desde esta perspectiva también surge un movimiento de los Inner Development Goals, para apoyar el desarrollo personal en busca de un mejor sistema.
A partir de la visión del capitalismo consciente (no creo que será el nombre final de este proceso de cambio), estamos todos de acuerdo en que necesitamos un nuevo sistema. Con temas como la inteligencia artificial, el potencial desempleo y otros riesgos, se habla mucho de un “Sueldo Mínimo Universal”. ¿Para qué sirve este ingreso? Para que la gente tenga dinero para comprar alimentos, pagar gastos de su hogar y moverse en búsqueda de mejores condiciones. Quizás también tenemos que actualizar esta idea hacia una “Infraestructura Mínima Universal”:
(i) Transporte público gratuito
(ii) Acceso a comedores públicos con alimentos nutritivos
(iii) Tener un hogar compartido
(iv) Acceso a formación y educación para calificarse para trabajos con sueldos que permitan una evolución social de acuerdo con los esfuerzos personales
En este esquema, quienes quieran optar a tener acceso a opciones distintas, por sobre las mínimas garantizadas, deben trabajar.
El modelo “Bolsa Familia” de Brasil, un ingreso económico adicional para las familias en situación de riesgo, es un sistema fácil de implementar, puede servir como herramienta electoral y permite que el que recibe el dinero elija tomar una cerveza o comprar los alimentos para la familia. El dinero ofrece elección y potencialmente una distorsión. La infraestructura mínima ofrece una base común.
Si hoy cosechamos resultados no adecuados en nuestros países, es porque anteriormente dejamos a alguien sembrar algo que no considera al colectivo. Empecemos hoy a sembrar algo distinto para que en 15 a 20 años tengamos mejores cosechas: menos desigualdad, más seguridad y más prosperidad. Un capitalismo más consciente.