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Mina Justa Subterránea: El nuevo capítulo de una exitosa operación minera 

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Con una inversión aproximada de US$ 500 millones, este proyecto permitirá aumentar la producción de Mina Justa, extender su vida útil y también su contribución al desarrollo local, impulsando una minería que une innovación, eficiencia y compromiso con el entorno. 

Mina Justa ha sido, desde su origen, un caso ejemplar para la minería moderna: exitosa en su ejecución, responsable con su entorno, eficiente en sus resultados y gestión, y visionaria en su proyección. Una historia que comenzó en 2018 y que ha demostrado, con los años, una comunidad de intereses virtuosa, fruto de la alianza entre Minsur -cuyo principal accionista es uno de los grupos económicos más importantes de Perú- y Alxar, filial y brazo minero de Empresas Copec.  

Después de cuatro años de operación, Marcobre, empresa minera titular de la operación de Mina Justa, mantiene solidez y coherencia en su estrategia y resultados, y abre ahora un nuevo capítulo: Justa Subterránea, una expansión que busca extender la vida útil del yacimiento, aumentar la producción y fortalecer su aporte al desarrollo local y global, incorporando nuevas tecnologías y capacidades operativas. 

Un éxito que inspira su expansión 

En la foto: Erwin Kaufmann, gerente general de Alxar.


Para Erwin Kaufmann, gerente general de Alxar, el éxito de Mina Justa se observa en diversos ámbitos. “La dimensión más relevante es la visión compartida de sus socios sobre cómo hacer minería: cuidando el medioambiente, fortaleciendo las relaciones con las comunidades, asumiendo un compromiso social, con altos estándares de seguridad para sus colaboradores y una mirada a largo plazo”, comenta, destacando que no se trata solo de producir cobre, sino de hacerlo de manera sostenible. 

A este factor se suma un ejemplar y reconocido proceso de construcción durante su desarrollo inicial. Mina Justa implicó una inversión de US$ 1.700 millones y los trabajos comenzaron en marzo de 2020, en plena pandemia.  Aun en este contexto adverso, comenzó su producción en 2022, dos años después, “cumpliendo los plazos y presupuestos originales, marcando un hito para la industria minera mundial”, explica el máximo ejecutivo de Alxar. 

De las 65 mil hectáreas de concesiones mineras con que cuentan, solo cuatro mil están actualmente en operación, dejando un amplio margen para seguir creciendo. En este escenario, la expansión de Justa Subterránea se sitúa como una nueva fase que apunta a extraer mineral de alta ley a mayor profundidad, aumentar la producción de cobre fino y extender la vida útil de la operación. 

Un desafío técnico y humano 

Justa Subterránea tiene una inversión estimada de US$ 500 millones, y el pasado 28 de octubre se celebró su hito inaugural con la primera voladura del portal de acceso a la rampa sur de la mina subterránea, que marca el avance de la fase de definición del proyecto.  

La etapa actual considera el desarrollo de la ingeniería de definición, donde se precisa la infraestructura que se requiere para ejecutar el proyecto, que incluye plantas para el relleno de caserones, sistema de tuberías para acceder con agua, energía y sistemas de comunicaciones, entre otros. 

Luego, viene la fase de ingeniería de detalle, donde se resuelven con mayor precisión las distintas obras e infraestructuras. Y una vez aprobadas por el Directorio y obtenidos los permisos correspondientes, se pasaría a la construcción de la mina subterránea. 

Para Luis Sánchez, CEO de Marcobre, este proyecto es mucho más que una ampliación productiva. El mayor desafío es que se desarrolla bajo la modalidad de brownfield, es decir, dentro de una operación que ya está en funcionamientolo que exige una coordinación exhaustiva para no interferir con las operaciones y producción en curso. 

En la foto: Luis Sánchez, CEO de Marcobre.

También implica un desafío en el ámbito cultural, sostiene Sánchez, ya que requiere de la incorporación de nuevas competencias, distintas a las que exige una mina a rajo abierto. “Debemos crear y fortalecer nuevas capacidades dentro de la organización, desde el diseño y planificación hasta el desarrollo y explotación de una mina subterránea. Son habilidades muy distintas de las que hoy tenemos”, agrega. 

 Sostenibilidad y desarrollo local 

En el ámbito de la sostenibilidad, esta expansión impulsa una transformación tecnológica significativa que implica la incorporación de equipos de última generación, con alto grado de automatización e híbridos, capaces de reducir el consumo de combustible y la necesidad de ventilación, disminuyendo, así, la huella de carbono. Estas innovaciones permiten avanzar hacia una minería más limpia, eficiente y segura, en línea con los compromisos ambientales de los socios y sus respectivas estrategias de sostenibilidad. 

Según precisa Luis Sánchez, se están replicando los mismos altos estándares al proyecto subterráneo “en materia de salud, seguridad, medioambiente y comunidades”.  

Erwin Kaufmann, por su parte, destaca el aumento del uso de agua de mar desalinizada, reforzando el compromiso medioambiental. “Nuestro grupo está comprometido con la transición energética, con darles más oportunidades y calidad de vida a las nuevas generaciones. En esta línea, la producción de cobre contribuye de manera concreta a mitigar el impacto del calentamiento global”, comenta. 

Mina Justa es un proyecto estratégico no solo para nuestros socios, sino también para el Perú”, destaca Sánchez. Y no es para menos: esta iniciativa tiene un papel clave en la generación de empleo, impulso en la economía local y bienestar social, especialmente en territorios con alta vocación minera, como la ciudad de Marcona. 

El impacto del proyecto trasciende lo productivo. Actualmente en etapa de definición, Justa Subterránea genera ya más de 400 empleos directos, cifra que aumentará considerablemente a medida que avance la obra. Cabe considerar que en Mina Justa trabajan hoy 4.500 personas, entre personal propio y contratistas. A esto se suma un efecto multiplicador en la economía local, con la activación de servicios de alojamiento, alimentación, transporte y suministros, propios de un proyecto de esta envergadura. 

Marcobre mantiene un trabajo constante con las comunidades del entorno, impulsando programas en salud, educación, formación técnica y desarrollo de capacidades. Este compromiso social, presente desde los inicios de la operación, se refuerza con la expansión subterránea, proyectando nuevas oportunidades para el desarrollo regional. 

Justa Subterránea no solo amplía la vida de una mina, también fortalece y promueve una visión compartida: la de una minería donde es posible combinar la rentabilidad con la innovación, el compromiso con el medioambiente y las comunidades. Porque cuando el éxito se construye con propósito y mirada de largo plazo, siempre hay un nuevo capítulo por escribir. 

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