Uno de los mayores riesgos que está enfrentando la humanidad en todas las latitudes del mundo es el cambio climático. Frente a esta realidad, las finanzas sostenibles se están consolidando como una alternativa para contribuir a cuidar el medio ambiente y contrarrestar el calentamiento global.
Los tipos de financiamiento sostenibles y verdes son categorías de instrumentos financieros que están adquiriendo un rol clave para potenciar la estrategia y las metas de sostenibilidad.
El uso de estos recursos para financiar medidas de mitigación, nuevas tecnologías limpias y mecanismos para reducir la huella de carbono, entre otras iniciativas, permiten a los gobiernos y empresas enfrentar la crisis climática y avanzar hacia un mundo más sostenible.
Empresas Copec y sus filiales están impulsando estos tipos de financiamiento. Una muestra de ello es que la Compañía llevó a cabo en octubre su primera y exitosa colocación de bonos verdes por un total de UF 4 millones (unos US$ 163 millones). La operación obtuvo el spread corporativo más bajo del año, hasta ese entonces, lo que refleja el gran respaldo obtenido por parte de los inversionistas.
Esta emisión fortalecerá la estrategia y los objetivos de sostenibilidad de la empresa, a través de inversiones en proyectos de energías renovables y eficiencia energética. Los bonos verdes, como herramienta clave, permitirán canalizar recursos hacia activos que respalden el camino hacia el desarrollo sostenible de la Compañía y sus filiales, promoviendo la reducción de emisiones de carbono y aumentando su capacidad de resiliencia frente al cambio climático.
Este hito se da en un contexto en el cual América Latina se está transformando en un mercado dinámico y creciente en financiamiento sostenible, gracias a los esfuerzos de múltiples actores.
De acuerdo con datos recopilados por BNP Paribas, el volumen de emisión global de bonos sostenibles se sitúa en US$ 764.300 millones en lo que va de 2024, un 20% por encima del total de 2023.
Con estas cifras regionales como telón de fondo, Chile se alza como uno de los países líderes a nivel latinoamericano, con un volumen total de emisiones ESG de US$ 64.900 millones, acaparando el 29% de estas operaciones dentro de la región. Un poco más atrás aparecen México con el 28%, y luego Brasil con un 25% de participación, según cifras del banco francés.
De hecho, entre los tres países han representado entre el 80% y el 90% de las colocaciones de este tipo en América Latina en los últimos años, según un informe de S&P Global Ratings publicado en 2024.
Al poner la lupa sobre qué tipo de emisiones sustentables se emiten en Latinoamérica, las cifras que maneja LarrainVial sobre el tema es que casi un 70% de los bonos sostenibles emitidos al primer semestre de 2024 son verdes.
El inicio del camino
La hoja de ruta que llevó a Chile a ser uno de los protagonistas en el financiamiento sostenible y a ocupar el primer puesto en América Latina comenzó hace varios años.
El país fue pionero en emitir un bono soberano verde con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y, en 2022, fue uno de los primeros a nivel mundial en lanzar un bono temático vinculado a un objetivo de sostenibilidad.
A nivel gubernamental hay una fuerte apuesta en los denominados bonos temáticos (verdes, sociales y vinculados a la sostenibilidad), que al término de 2023 representaban el 36% de la deuda pública nacional. Desde el Ministerio de Hacienda han asegurado que este porcentaje se ubica entre los mayores del mundo y el desafío es alcanzar un 50% en esta clase de instrumentos para 2026.
Para Empresas Copec la oportunidad de participar en el mercado de bonos verdes fue un proceso natural. El gerente de Administración y Finanzas de la Compañía, Rodrigo Huidobro, destaca que “la sostenibilidad es inherente a la filosofía de negocio y a las áreas de nuestra empresa. Los objetivos de sostenibilidad son indistinguibles de los del negocio».
¿Por qué? Huidobro explica que cuando buscan crecer en el área forestal, esto se traduce en mayores plantaciones que ayudan a absorber más dióxido de carbono. A ello se suman los planes que desarrollan Copec y Abastible, filiales que están en proceso de transformación de cara a la transición energética. “La sostenibilidad y las iniciativas verdes son inherentes e inseparables, están en el núcleo de negocios de Empresas Copec. Por lo mismo, todo lo que tenga que ver con financiamiento e instrumentos financieros de carácter verde o sostenible son muy apropiados para esta Compañía», refuerza el ejecutivo.
“El financiamiento sostenible representa una herramienta estratégica relevante para las empresas que buscan generar valor a largo plazo», afirma Huidobro.
Huidobro explica, además, que con el primer bono verde emitido por Empresas Copec los fondos fueron traspasados a las filiales como deuda para impulsar un extenso portafolio de proyectos e iniciativas.
Frente a los inversionistas y el respaldo que obtuvo la mencionada emisión, manifiesta que “nos valida como una empresa que hace las cosas bien, que monitorea sus proyectos y que cumple con sus compromisos. En efecto, la operación se hace dentro de un marco de financiamiento sostenible, donde se establecen ámbitos de inversión, gobernanza y criterios para aprobar proyectos, todo validado por un externo, que en este caso fue la empresa Sustainable Fitch”.
A nivel de filiales, ARAUCO fue una de las compañías pioneras, a nivel local, en emitir bonos sustentables y la primera firma forestal en hacerlo en América Latina. Desde 2019 a la fecha ha colocado siete series de bonos en cuatro emisiones.
Copec, en tanto, suscribió en 2023 un crédito sindicado por US$ 200 millones para impulsar iniciativas de energías renovables y de transformación energética.
La toma del timón
El gerente corporativo de Finanzas de ARAUCO, Gianfranco Truffello, precisa que el corazón del negocio forestal es renovable por naturaleza al estar presente en dicha industria. Por ello, el salto hacia las emisiones de deuda de carácter verde era un paso lógico.
Cabe recordar que ARAUCO fue una de las empresas chilenas precursoras en adentrarse en el mercado de deuda internacional a principios de la década de los 90.
La participación de la forestal en bonos sustentables se ha traducido en una primera emisión que se realizó en octubre de 2019, mediante dos series por US$ 500 millones en el mercado norteamericano. Luego, se realizó una segunda colocación en abril de 2023, con dos series por un total de UF 7 millones en el mercado chileno. Y la última operación fue en noviembre de este año, de dos series por un total UF 10 millones en el mercado local.
Mediante estas colocaciones, la filial forestal tomó compromisos en invertir y fomentar las plantaciones de árboles, impulsar iniciativas de protección de biodiversidad, promoción de economía circular y desarrollar productos a partir de fuentes renovables, entre otros.
Los bonos verdes, como herramienta clave, permitirán canalizar recursos hacia activos que respalden el camino hacia el desarrollo sostenible de la Compañía y sus filiales.
Adicionalmente, con el crédito sindicado otorgado a Copec se han concretado emblemáticos proyectos en el camino de transformación del negocio de la filial, como fue la adquisición del proyecto Granja Solar en el norte del país, el desarrollo de todas las líneas de cargadores eléctricos en las estaciones de servicios y la construcción de centrales PMGD a través de Flux Solar.
El gerente de Administración y Finanzas de Copec, Juan Diuana, enfatiza que la compañía “inició hace años un camino de diversificación de negocios, enfocándonos en energías renovables, nuevos formatos de conveniencia y nueva movilidad. Tenemos varios proyectos que apuntan a la transición energética y que pueden conseguir financiamiento verde. Por lo tanto, era un paso evidente y una manera de reforzarlo”.
Diuana añade que “de cara a la transformación de largo plazo en nuestros negocios, acompañar ese plan estratégico de desarrollo con alternativas de financiamiento verde es muy relevante. El mundo financiero está avanzando en esta línea, lo que es una ventaja”.
Los espacios del mercado
En una columna de opinión del jefe de ESG de LarrainVial Asset Management, Raimundo Alcalde, este destacó que “los inversionistas están cada vez más interesados en factores ambientales, sociales y de gobernanza al tomar decisiones de inversión. Al optar por bonos verdes, ellos tienen la seguridad de que su dinero contribuirá a un impacto ambiental positivo, además de apoyar a las empresas en su camino hacia la sostenibilidad”.
Para Juan Diuana, “las compañías preocupadas de los aspectos ESG tienden a tener mejores resultados a largo plazo. Hay una mayor correlación, pues dichas empresas logran una mejor relación con las comunidades donde operan y con todos sus stakeholders, lo que reduce las sorpresas en los proyectos y, por ende, la volatilidad de los resultados futuros”, afirma.
Diuana añade que «definitivamente hay un largo camino por recorrer todavía, en el cual el mercado financiero debe empujar a que las empresas tomen acciones”.
Huidobro menciona que “una compañía comprometida con el medioambiente y con la sostenibilidad construye una buena reputación frente a los inversionistas y las comunidades”.
Según estimaciones realizadas por S&P Global Ratings, los bonos sostenibles podrían aumentar a más del 30% de la emisión total de deuda de América Latina este año, “lo que mostraría resiliencia ante las fluctuaciones en el mercado de bonos durante los últimos tres años”, explica la clasificadora en un reporte.
De hecho, Huidobro señala que “los mercados de financiamiento verde son cada vez más amplios, profundos y con mayor liquidez, con acceso a inversionistas cada vez más variados y certificaciones internacionales más estrictas”.
Para Truffello, uno de los mayores desafíos en financiamiento verde es evitar el «greenwashing«, que son estrategias que algunas compañías utilizan para presentarse, a ellas y sus productos, como respetuosas con el medioambiente, cuando en realidad no lo son. Por ello, precisa que “las empresas tienen que ser verdes, independiente del instrumento que emitan. La conciencia de financiar empresas sostenibles está cada vez más firme”.
A modo de ejemplo, explica que ARAUCO, más allá de ser una empresa carbono neutral, sus esfuerzos se concentran actualmente en tener plantas más eficientes desde el punto de vista energético, como también en el uso sustentable de los recursos hídricos y en su impacto social dentro de las comunidades en donde están presentes, con el objetivo de apoyar su crecimiento.
Huidobro concluye precisando que “emitir bonos verdes o sustentables permite a las empresas financiar proyectos que, además de generar retornos financieros, contribuyan a la sostenibilidad. Además, puede facilitar el acceso a nuevas fuentes de capital y refuerza su compromiso con los valores ESG, lo que favorece su competitividad y reputación en el mercado global. El financiamiento sostenible representa una herramienta estratégica relevante para las empresas que buscan generar valor a largo plazo.”