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ARAUCO y TreeCo: Sembrando ciencia para las futuras generaciones

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En 2023, ARAUCO invirtió cerca de US$ 50 millones en TreeCo, una compañía que utiliza la tecnología CRISPR de edición de genoma en árboles, con el fin de hacerlos más sustentables y cambiar el destino de la silvicultura a nivel mundial.  

Ambas empresas trabajan hoy codo a codo para lograr este objetivo.  

Árboles más resistentes a enfermedades y al cambio climático, cuyos procesos de crecimiento sean más eficientes y que provean una materia prima que permita producir más celulosa por metro cúbico de madera. Árboles más sostenibles que cambiarían para siempre la industria forestal.  

En Estados Unidos hay un grupo de científicos trabajando en producirlos. Se trata de TreeCo, una empresa que está modificando la genética de los árboles con la tecnología CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats), que permite la edición del genoma de organismos vivos de forma no transgénica. 

Actualmente se encuentran en laboratorios de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (NCSU por sus siglas en inglés) y, desde septiembre de 2023, ARAUCO se convirtió en su accionista mayoritario, con una inversión cercana a los US$ 50 millones. Esto constituye una apuesta por una innovación que promete cambiar el futuro de la industria forestal, convirtiéndola en una más sostenible y, así, mejorar la calidad de vida de las futuras generaciones. 

Se planta la idea  

En junio de 2018, Jack Wang y Rodolphe Barrangou, cofundadores de TreeCo, se reunieron por primera vez. Si bien comentan que fue difícil hacer coincidir sus agendas, cuando lograron conocerse hubo una química instantánea. «Esto no ocurrió en una serie de reuniones. Fue un solo evento, un solo encuentro, donde hubo una especie de convergencia de las mentes”, recuerda Barrangou y añade: “Ese día en particular nació una gran visión para abordar los desafíos que enfrenta la industria forestal. Hubo una sensación de claridad en la definición de un objetivo, alcanzable mediante la combinación de nuestras habilidades, conocimientos, experiencia, pasión y aspiraciones. Todo encajó”.  

Wang le contó su opinión de problemáticas actuales de las forestales y sobre cómo, existiendo los conocimientos en genética, hasta la fecha no contaban con una tecnología para aplicar sus hallazgos de manera significativa en esta industria. 

“Vamos a tener un impacto en miles de millones de personas. Es todo el mundo, más los próximos cientos de millones que nacerán”, afirma Barrangou. 

Rodolphe Barrangou,
cofundador de TreeCo.

“Rodolphe aportó ideas de otras disciplinas, su experiencia, sus conocimientos, su espíritu empresarial, y realmente me abrió los ojos a cosas que no sabía que existían, o cosas que no sabía que eran posibles. Conectamos el poder de la edición del genoma CRISPR con los conocimientos genéticos de los árboles”, cuenta Wang. 

Partners Building II, en el Centennial Campus de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, donde están los laboratorios e invernaderos de TreeCo. 

Y así, en tan solo una hora, ambos acordaron comenzar a trabajar juntos en lo que luego se convertiría en TreeCo. Sin embargo, aunque este fue su comienzo formal, esta historia llevaba años escribiéndose de la mano de sus protagonistas. 

El forester y el pionero 

“Jack tiene lo que llamo la sabiduría del bosque”. Así describe Barrangou a su colega, destacando la templanza e inteligencia que tiene al enfrentar los desafíos que se presentan dirigiendo una empresa de base científico-tecnológica. “Es muy motivado, ambicioso y perspicaz. Tiene la sabiduría y paciencia para hacer lo que se necesita, un paso a la vez, un año a la vez, un problema a la vez. Y me gusta la tenacidad y visión a largo plazo que tiene para correr el maratón por el que pasamos al trabajar en la industria forestal”, añade. 

Jack Wang, cofundador de TreeCo.

Jack Wang se considera un forester desde que nació: “Mi padre, en Taiwán, era profesor de patología forestal y se fue a Nueva Zelandia. Allí dirigía uno de los mayores huertos de semillas de pino radiata. Crecí en su laboratorio, por lo que estaba inmerso en la actividad forestal todo el día, todos los días y, cuando me gradué de la universidad, era muy natural para mí ir a un laboratorio que trabajara en silvicultura y genética forestal”. Así, llegó a Estados Unidos a hacer su doctorado y posdoctorado en la NCSU, líder mundial en genética forestal y biotecnología, donde luego tomó el rol de profesor y emprendedor.  

“En mi caso, soy un pionero en CRISPR”, cuenta Rodolphe Barrangou. Y es que desde muy temprano en su carrera trabajó en esta tecnología, donde estuvo involucrado en la primera patente, el primer gran documento y el primer producto. Además, ha sido un gran colaborador de la premio Nobel de Química 2020, Jennifer Doudna, quien recibió este reconocimiento por sus hallazgos en esta innovación.  

También es un destacado emprendedor con múltiples patentes a su haber, convergiendo en él las cualidades de un sobresaliente científico y las de un hábil empresario con un desarrollado instinto comercial. “Él es un solucionador de problemas como nunca antes había visto”, dice Wang, agregando: “No es nada trivial trabajar en una buena innovación, pero hacer que tenga un impacto en el mundo real es donde la mayoría de los científicos fracasan, pero Rodolphe ha tenido éxito repetidamente en la democratización de innovaciones como CRISPR en diferentes campos, desde la terapéutica a la agricultura, y ahora, por supuesto, en lo forestal”. 

Las ramas crecen 

Cuando TreeCo se puso en marcha, contaban con un amplio apoyo de la NCSU, pero sabían que necesitaban un socio industrial importante, con conocimientos en el área forestal, que pudiera tomar las innovaciones y desplegarlas en una magnitud significativa. 

«Rodolphe me preguntó a cuál de todas las empresas forestales con las que habíamos trabajado yo elegiría, e inmediatamente, sin necesidad de pensar, dije: ‘ARAUCO. Tiene que ser ARAUCO’”, recuerda Wang.  

“Nos interesó ser más que un socio estratégico, quisimos invertir en TreeCo”, comenta Balocchi. 

Claudio Balocchi,
investigador Senior de Genética
en Bioforest de ARAUCO
y director de TreeCo.

Él estaba familiarizado con la forestal chilena porque conocía hacía años a Claudio Balocchi, investigador senior de Genética en Bioforest de ARAUCO y ahora director en TreeCo. Ambos habían estudiado en la NCSU y compartieron por años distintos espacios académicos, mucho antes de que Barrangou apareciera en escena.  

 “Ellos nos invitaron a participar como socios estratégicos para darle un giro operacional a su tecnología”, cuenta Balocchi sobre el momento en que fue contactado por los emprendedores. Al llevar el tema a ARAUCO, el investigador planteó que CRISPR era el futuro tecnológico en el área genética y que eso estaba siendo demostrado en distintas industrias. “Revisamos el tema y, finalmente, nos interesó ser más que un socio estratégico, quisimos invertir en la empresa”, precisa. 

El Centro de Innovación Bioforest es, como su nombre lo indica, el lugar donde la forestal desarrolla y aplica tecnología de última generación en laboratorios de biotecnología y celulosa, invernaderos, patrimonio forestal y plantas industriales. Ello, con el fin de contribuir a la mitigación y adaptación al cambio climático y aportar a la economía circular desde la ciencia en la industria forestal.  

Alrededor de 30 investigadores trabajan en sus instalaciones en Concepción, donde tienen constante contacto con las oficinas y laboratorios de TreeCo, ya que en Estados Unidos se ocupan del desarrollo de las plantas, mientras que en Chile se encargan de evaluar sus posibles beneficios en terreno. 

Actualmente en TreeCo, a través de la mutagénesis, están editando el genoma del eucaliptus apuntando a los genes de la formación de lignina y, probablemente en 2025, según cuentan, enviarían las plantas a los laboratorios de Bioforest, donde, en tres o cinco años más, podrían demostrar que alguna de las líneas editadas funciona de acuerdo con sus expectativas. Después comenzarían las plantaciones operacionales con los clones editados. “Alrededor de 2040 deberíamos cosechar estos árboles, porque se debe probar y testear y, una vez validado todo, recién se entra a una plantación comercial”, explica Sebastián Mandiola, gerente de I+D de la forestal. 

Mandiola, quien también es presidente del directorio de TreeCo, explica lo importante que es el trabajo colaborativo entre ambos laboratorios: “En ARAUCO, a través de Bioforest, somos un socio muy presente. Con Jack y Rodolphe tenemos reuniones periódicas. Claudio se reúne con ellos una vez a la semana y yo una vez al mes, y ahí estamos constantemente discutiendo y sinergizando nuevas formas de avanzar”. 

Por las futuras generaciones 

Para los cofundadores de TreeCo no fue azaroso entrar en el área forestal, ya que ahí veían la oportunidad de poder generar un impacto mayor que en cualquier otra industria. “Podemos utilizar CRISPR para desarrollar medicamentos y vamos a salvar vidas, literalmente, y es genial, pero ¿cuántas vidas vamos a impactar? Cuando Jack y yo decidimos dedicarnos a la actividad forestal, nos dimos cuenta de que íbamos a tener un impacto en miles de millones de personas. Es todo el mundo, más los próximos cientos de millones que nacerán” cuenta Barrangou.  

Sebastián Mandiola, Claudio Balocchi y Jack Wang. 

Este foco en beneficiar a las generaciones venideras es otro de los motivos por los que tuvo sentido la asociación de TreeCo y ARAUCO y, en consecuencia, con su matriz Empresas Copec. Este año, la Compañía presentó la redefinición de su propósito corporativo “Forjar un mundo para las futuras generaciones”, privilegiando una mirada a largo plazo en sus negocios. Barrangou explica así su sincronización: “Hay una alineación perfecta para generar el impacto más tangible y realista que podamos tener. Es una gran visión y por eso es tan importante trabajar con gente que comparta el compromiso con el marco temporal en el que operamos. ¿Por qué no hay más gente que tenga el coraje de hacer esto? Es un misterio para mí, pero me alegro de que tengamos esta motivación común con Empresas Copec”. 

Mirada a largo plazo 

Tanto en TreeCo como en Bioforest y ARAUCO hay altas expectativas ligadas al trabajo al que hoy se dedican. Jack Wang lo tiene muy claro: “Se lo he dicho a Rodolphe y Claudio, el objetivo de mi vida es estar en lo alto de una colina mirando vastos bosques que sean de nuestros árboles editados con CRISPR. Y esto es importante para mí, porque significaría que superamos los grandes retos de la biotecnología forestal y habremos democratizado CRISPR desde una perspectiva técnica, ecológica, reguladora y social”.  

“Si nosotros lográsemos con TreeCo y otras tecnologías poder repoblar o reforestar lugares que han perdido su capacidad para albergar bosques y convertirlos en pulmones de consumo de CO2, sería muy reconfortante, porque al final del día no solo estamos agregando valor a ARAUCO, sino que también para generaciones que vienen después”, reflexiona Sebastián Mandiola. 

Para Claudio Balocchi también hay un sentimiento de orgullo asociado a lo que buscan conseguir: “Una parte importante de mi objetivo de vida profesional ha sido aportar conocimiento para obtener avances sostenidos en el tiempo. Me siento muy realizado por haber encontrado esta herramienta y haberla llevado a ARAUCO, ya que es el futuro para poder seguir creciendo en ganancias genéticas en el largo plazo y enfrentar desafíos asociados a la sostenibilidad y el cambio climático”. 

Sebastián Mandiola,
gerente de I+D de ARAUCO. 

“No solo estamos agregando valor a ARAUCO, sino que también a las generaciones que vienen después”, precisa Mandiola. 

Sin embargo, saben que para cambiar el mundo es necesaria la colaboración entre distintos agentes, tal como plantea Barrangou: “Si pudiéramos trabajar con los gobiernos, otros socios y accionistas que compartan nuestra visión y nuestros valores, probablemente no habría límites para lo lejos que podríamos llegar. Esa es una de las principales razones por las que somos parte de la cartera de Empresas Copec, porque tenemos la aspiración de que esto sea solo el principio, y queremos transmitir y traducir esa promesa en el mundo real a gran escala”. 

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