Considerada en el corazón del negocio de celulosa de ARAUCO, la Planta Constitución ha sido un ejemplo de contribución al desarrollo local y a la comunidad, lo que se manifiesta en programas culturales, deportivos y educativos que han acompañado la vida de miles de familias maulinas.
1975 fue el año del término de la guerra de Vietnam, del lanzamiento de la sonda Viking 1 a Marte y la fundación de Microsoft, entre otros hitos de alcance mundial. En Chile, el escudo era reemplazado por el peso como moneda nacional, el economista Milton Friedman visitaba el país y se inauguraba el Metro de Santiago.
Mientras tanto, en una tranquila comuna costera de la Región del Maule iniciaba sus operaciones la Planta Constitución. Este hecho, que trascendió el ámbito estrictamente industrial, fue el punto de partida de la transformación de la economía local y también de la identidad de un territorio completo.
En medio siglo de existencia, esa imponente instalación ha sido un ejemplo de cómo una planta local ha sido capaz de modernizarse, adaptarse a los cambios y mantenerse a la vanguardia frente a los desafíos emergentes. Siempre ligada al crecimiento de ARAUCO y al desarrollo de la industria forestal, a lo largo de los años se ha transformado en un pilar fundamental del desarrollo de la ciudad y de la región.

Un referente global
Hoy, la planta Constitución está en el corazón del negocio de celulosa de ARAUCO.

Llega a mercados de todo el mundo con su celulosa no blanqueada de fibra larga -o celulosa cruda-, fabricada a partir de madera de pino radiata extraída de bosques locales manejados responsablemente.
“Nuestra celulosa UKP es reconocida globalmente y tiene un impacto directo en industrias tan diversas como el packaging en Asia y el fibrocemento en América. Estos productos, destinados a usos donde la resistencia y la funcionalidad son esenciales, como papeles para bolsas industriales, sacos de cemento, embalajes y cartones corrugados, ponen en valor el trabajo de nuestra gente y la calidad de nuestros recursos”, apunta el gerente general de ARAUCO, Cristián Infante.
Por su parte, el presidente del Directorio, Matías Domeyko, suma a ello la visión de largo plazo, la capacidad de adaptación y la habilidad para integrar la industria forestal con la manufactura y la energía renovable, manteniendo al mismo tiempo un vínculo profundo con el entorno. “En este sentido, se ha sabido combinar tecnología, mejoras ambientales y generación de valor local. Esa coherencia entre crecimiento, innovación y compromiso comunitario nos ha permitido consolidarnos como referente global del sector forestal sostenible”, subraya.

Pioneros en la protección ambiental

En efecto, la planta Constitución ha innovado permanentemente en sostenibilidad, situándose a la vanguardia en el cuidado del entorno. Entre sus iniciativas destaca la implementación, en la década de los 90, de uno de los primeros sistemas nacionales de control de olores. Actualmente, su gestión en materia ambiental le permite reutilizar más del 80% de sus residuos y generar energía renovable a partir de biomasa.

Por casi 20 años, Karin Henríquez ha sido testigo y partícipe de la evolución de la empresa en este ámbito. Llegó en 2005 como asesora externa para la implementación de la norma ISO 14000 y al año siguiente se integró al equipo de colaboradores, tomando a su cargo el proyecto de tratamiento de efluentes. Hoy es la superintendenta de Medioambiente de la planta.
“Viví la transición desde cuando no había mucha normativa medioambiental hasta lo que hay ahora, pero esta planta siempre fue pionera. Nunca fue difícil implementar las normas que se iban promulgando, ya que existía una cultura de protección del entorno y de preocupación por el bienestar de la comunidad”, destaca la profesional, señalando que esa mirada es la que ha llevado a optimizar procesos, reducir los impactos y apuntar al mejoramiento continuo.
Buenos vecinos
La vocación de contribuir al desarrollo local se manifiesta también en programas culturales, deportivos y educativos que, durante cinco décadas, han acompañado la vida de miles de familias maulinas. El parque fluvial, el centro cultural, la biblioteca y el teatro municipal, piscinas temperadas, la costanera y otras obras son ejemplos de un aporte real y concreto. El Colegio Constitución, que desde su creación en 1980 ha sido reconocido por su alto nivel académico y la formación integral de sus estudiantes es, tal vez, el proyecto más emblemático.
En resumen, la presencia de la planta “ha dinamizado proveedores locales, infraestructura social y educación técnica, contribuyendo al desarrollo sostenible del Maule y al liderazgo exportador de Chile”, precisa Matías Domeyko. Cristián Infante añade que ser un empleador estable, que genera oportunidades directas e indirectas para miles de familias, “también ha ayudado a que la planta no sea vista como un ente externo, sino como parte de la vida de la comuna”.

El impacto en la comunidad también se ve reflejado en la contratación de servicios de transporte, logística, alimentación, alojamientos y muchas otras actividades esenciales para la comuna. “Una muestra de esto es nuestro reporte de compras de bienes y servicios locales que, durante 2024, llegó a más de US$ 64 millones. Es decir, somos un actor relevante en la creación de empleo, atracción de proveedores y promoción de una economía local que hoy tiene encadenamientos productivos sólidos”, subraya Infante.
En el lado más desafiante, el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010 marcaron un hito difícil para la región y para ARAUCO. “Sin embargo, también fue un punto de inflexión”, reflexiona el gerente general. “La planta se levantó gracias al compromiso de sus trabajadores y al vínculo con la comunidad, demostrando resiliencia y sentido de propósito. Esa experiencia refuerza la idea de que nuestro crecimiento siempre debe ir de la mano con el bienestar de las personas y del entorno”.

El Programa de Reconstrucción Sustentable, implementado por la compañía tras la catástrofe, fue posible gracias a la participación comprometida de la comunidad. Este plan se tradujo en una cartera de 28 proyectos y una inversión superior a los $ 80 mil millones.
Sin duda, el compromiso y desempeño de las 3.500 personas que, de manera directa o indirecta, aportan diariamente con su trabajo y dedicación, han sido un pilar fundamental en el desarrollo de la planta y en el fortalecimiento de su rol. Karin Henríquez destaca que “acá todos los días son distintos, todo es muy dinámico y hay un muy buen ambiente laboral, con mucho trabajo en equipo”. Karin fue la primera mujer en el área de Operaciones y hoy se desempeña en un área transversal, lo que le ha permitido tener una visión general de los procesos y de cómo estos se han ido profesionalizando y perfeccionando.

Un nuevo comienzo
Orgullo, gratitud y proyección son los sentimientos con los que Cristián Infante define el momento actual: “Orgullo por haber llegado a los 50 años de vida de una planta que ha sido pionera en la historia de ARAUCO y de la región. Gratitud hacia todos los trabajadores que han construido esta historia, hacia las familias que nos han acompañado y hacia la comunidad de Constitución, que ha sido parte de este viaje. Y proyección, porque este aniversario no marca un cierre, sino un nuevo comienzo. Seguiremos fortaleciendo la planta, invirtiendo en innovación y sostenibilidad, y construyendo desde el Maule un puente entre el bosque y las personas, entre la innovación y el cuidado del entorno, entre Constitución y el mundo”.
Mirando hacia los próximos 50 años, Matías Domeyko asegura que el camino es reafirmar el compromiso de la empresa con Constitución y su gente.

“El foco está en la sostenibilidad, con operaciones carbono neutrales y economía circular; innovación, ampliando la especialización de productos y eficiencia de procesos, y compromiso local, fortaleciendo lazos con la comunidad, promoviendo empleo y formación. Llegamos a los 50 años y esperamos seguir cumpliendo muchos más, siempre creciendo junto a Constitución”.


